¿Cómo vas, crack? Pues aquí ando, acabo de terminar de hacer un poquito de ejercicio y ahora voy a darle un poco ¿Viste que son otros 15 días de confinamiento? Sí, macho, menudo follón, no sé a dónde vamos a llegar pero vamos yo mientras tanto aquí dándole, jeje, esto es de esas cosas que no me quita nada ni nadie. ¿Vamos a empezar no?

INCERTIDUMBRE

Y las emociones comenzaron. Ahí estábamos mi colega Rober y yo, pendientes de la cuenta atrás. Mi segunda vez, sabía que tenía que hacerlo bien. No entiendo porque me salió mal la primera, ¿Podría ser yo? ¿Sería el juego? Creo que puedo hacerlo bastante mejor, igual jugando unos días mejoro, pero no sé, veremos…

Rober ¿Hay que ir a “A” o a “B”? ¡Tío, no me entero, eh! Es imposible de verdad... Vamos a "B" Michi, tu haz lo que sabes hacer, si siempre has sido mejor que yo, no te rayes, te va a flipar, ya verás. 

NERVIOS

Mi corazón a mil y a mí temblándome el pulso. Pero ¿por qué? Madre mía… Aunque realmente me encanta. Pocas cosas consiguen ponerme tan nervioso como esto, creo que estoy a más de 100 pulsaciones por segundo. Espera que me vuelvo a meter el corazón en el pecho, me recompongo y me concentro.

¡Cuidado, Rober, cuidado! ¡Por tu derecha, ah! ¡Otro en la izquierda! Pero macho, ¿están por todas partes o qué? Rober, ¿dónde estás?

MIEDO

Me he quedado solo. La soledad se mete dentro de mí como una puñalada y no hay quien la saque, eh… Como aparezca alguien ahora por esa esquina… ¿Estoy teniendo miedo? Sí, efectivamente, esa sensación es de miedo. Aparece alguien, me he quedado en blanco ¿Qué hago?

¡Ese Michi! ¡No sabía que estabas aquí! Me has dado un susto de muerte…

ALIVIO

Era Robertito, menos mal… Mis sensaciones se recomponen. Ahora estoy con él y me siento seguro. Madre mía, menuda montaña rusa de emociones. En pareja nadie puede con nosotros. Charlamos y reímos, hace 10 segundos me temblaba el pulso, ahora estoy lleno de felicidad. Quiero esto todos los días. Sonrío.

Michi, es nuestro momento, picamos “B” y corriendo a “A”, tú cúbreme.

AMISTAD

Si hay algo que es amistad, es esto. Como si de una película se tratara, su vida depende de mí y la mía de él. Es una responsabilidad enorme, porque no te juegas solo tu orgullo, te juegas mucho más. Pero estos momentos son los que busco cuando entro a este juego, si ni siquiera juego cuando estoy solo, solo me motiva cuando estoy con Rober.

¡Rober! ¡Han rotado! ¿Cómo lo sabían? ¡Cuidado! ¡Me han tocado! ¡Estoy a 5 de vida! ¡Uf! ¡Me salvaste!

ESPERANZA

Quedamos 2 contra 3, pero al menos estamos vivos. Cuando lo dábamos todo por perdido, la partida ha hecho un “plot twist” con lo que volvemos a la carga. Jaja, maldito Rober, menos mal que estaba detrás de mí. Si fuera con otro no sé pero confío ¡Ésta nos la sacamos!

Se la hemos liado ¡No le da tiempo a desactivarla! 3,2,1… ¡Grandeeeee!


FELICIDAD

Jajaja ¡Lo conseguimos otra vez! Todavía no puedo ni creerlo. ¿Estamos gritando en casa? Si, lo estamos haciendo. Pero como para no gritar… Después de un 12-12, hemos ganado en la última ronda y encima de esta manera. Esto no se nos olvida, si pudiéramos, quedábamos ahora para tomarnos una cerveza y comentar las jugadas. ¡Menudo momentazo!

Y esto es sencillamente lo que a mí me ocurre cuando enciendo el ordenador para jugar a un videojuego. Una mezcla perfecta de miedos, incertidumbres, nervios, esperanzas y felicidad, acompañados de una base sólida de amistad. 100% pura emoción.

Quizá ahora, después de leer este pequeño relato, algunos entiendan que a lo que juega su hija, su hermano o su novia, no es solo algo basado única y exclusivamente en diversión. La simplicidad de entender que los juegos solo sirven para divertirse es como pensar que una carrera solo te enseña conocimientos de esa materia. Existe un abanico de emociones tan grande alrededor del juego que sería imposible expresarlo en un relato tan corto. Pero no nos confundamos. Esa es la esencia de los videojuegos, la capacidad de provocar emociones tan intensas que pocos modelos de entretenimiento pueden abarcar.

Y el COVID no ha cambiado nada de esto. De hecho, lo ha fortalecido. Hoy, la industria es más grande, ha habido gente que la ha descubierto y otros que se habían olvidado de ella y han vuelto. Pero lo que está claro, es que el gaming se hará cada vez más grande y nada ni nadie podrá pararlo.