“El paro es una puta mierda. Es depresivo, es solitario, es frustrante y, sobre todo, es injusto”. Quien así se expresa es Nacho Bárcena. Sin ese. Redactor en paro y promotor de Creativos al Sol, el primer certamen creativo cuyo único requisito de participación es tener la tarjeta del paro.

Hace unos pocos días, Nacho me contaba en persona los pormenores de su idea. Al principio pensé que se trataba de una más que legítima ocurrencia para darse a conocer y encontrar un trabajo. Sólo por eso ya sería una gran idea. Creativos al Sol ha aparecido en radios y revistas de varios países y —lo más importante— varias agencias han llamado a Nacho para entrevistarle. Con esos resultados, su idea ya podría ganar un Efi.


Sin embargo, Nacho dice que Creativos al Sol aún no ha cumplido su objetivo. Aún tiene que llevar a término lo que ha iniciado. Siente que su iniciativa ha conseguido llevar ilusión a mucha gente que tiene todas las razones para haberla perdido. Y no quiere defraudarles.


Es ahí cuando uno se da cuenta de que Bárcena-sin ese no tuvo esa idea para encontrar trabajo, sino para tener algo por lo que madrugar. Es muy dormilón, dice, pero no quiere despertarse a mediodía cada día. El paro te machaca. Y si no tienes algo por lo que levantarte, acabas quedándote en la cama hasta la hora de comer.


Los currículos y carpetas que enviaba caían, bien lo sabemos todos, en un mudo saco roto. Cuando no tienes trabajo, tu trabajo es buscar trabajo, cierto. Pero cierto es también que después de un año recogiendo sólo silencio, incluso el más rocoso entusiasmo juvenil se viene abajo. En nuestra conversación, Bárcena-sin-ese demostró tener una profunda comprensión de la naturaleza de nuestro trabajo. Un creativo necesita talento e ilusión. Y ésta no puede fabricarse. O la sientes o no la sientes. Y el paro acaba con ella. La corroe y acaba por derrumbarla.


Un creativo en una agencia, me contaba, tiene compañeros de equipo con los que rebotar, intercambiar dudas y construir. Tiene, con más o menos dificultades, la oportunidad de ver cómo su trabajo crece, mejora o se tuerce y muere a lo largo del proceso. Pero la confrontación de sus ideas con la realidad siempre le enseña algo. Hacer es, al fin y al cabo, la otra forma de pensar. Bárcena-sin ese no tenía nada de eso. A mi parecer, participar en Creativos al Sol no es sólo una forma de evitar que la maquinaria creativa se oxide. No es gimnasia mental. Es un acto de rebeldía. Un ejercicio de autodefensa. Una afirmación de identidad de alguien que está diciendo: yo soy creativo. Lo que me define es ser creativo. Y no quiero que el paro me arrebate mi identidad. No se trata de perder la forma. Se trata de no perderse a uno mismo. Y creo que esta es la razón por la que Bárcena-sin ese recibe docenas de mails de creativos al sol agradeciéndole la luz que les ha traído.


Creativos al Sol es un acto de resistencia contra la resignación. Un esfuerzo de autoestima, una demostración de respeto a uno mismo, una reclamación de dignidad. En este mundo superficial nuestro, podría leerse esta idea como una ingeniosa manera de salir de las sombras y de demostrar talento y originalidad. En términos meramente pragmáticos, deberíamos reconocer su eficacia para dar a conocer a un creativo que apenas ha tenido otras oportunidades para ello. Sin embargo, me seguía diciendo Nacho, “ahora me doy cuenta de que si hubiera tenido trabajo, lo habría hecho igual”. Quizá sin siquiera decírselo a sí mismo, lo que Bárcena-sin-ese buscaba no era sólo trabajo (que sigue buscándolo, quede esto claro), sino llevar luz a quienes el paro mantiene en la tiniebla.


Creativos al Sol no va a conseguir que de repente surjan de la nada demandas de trabajo para creativos. Pero lo que ya ha conseguido es que muchos de esos creativos al sol se levanten para decir en voz alta: soy creativo. Me descubro por ello. Buena suerte a todos.


Carlos Holemans

Ilustración: Jordi Carreras