Brasil 2014, ya pasó la euforia, la ansiedad, el misterio, 32 países, 64 partidos, y un nuevo campeón, Alemania. Pero Brasil 2014 escribió una nueva página en la historia de las marcas genéricas, en este caso, la del Fútbol. Por primera vez, los estadounidenses giraron su atención al Football. Sí, leen bien. No dije Soccer, dije Football. Ya muchos estadounidenses se dignan a llamar al Football por su nombre.

Muchos conocemos el aspecto secundario de los mercados regionales para multinacionales americanas. Desde laboratorios, hasta empresas de internet, o gigantes de los medios, vemos a la central estadounidense facturar en el orden del 70% de los ingresos, mientras que el resto del mundo —mercados conocidos como EMEA, AsiaPac, o LatAm— apenas logran un 30% conjuntamente. El mundo consume música, cine y teatro desde Hollywood hasta Broadway como si fueran las únicas fuentes creativas. Y en deportes, vemos la NBA o la Superbowl como si fueran deportes globales. Sin embargo, los mundiales de fútbol no dejaban de ser asunto de extranjeros. La influencia socioeconómica y cultural ha sido siempre dominada por y exportada desde Estados Unidos, mismo cuando este país representa sólo un 4.5% de la población mundial y un 18,5% del producto bruto mundial. Y no es poco, pero no es mayoría. Tuve la oportunidad de vivir este Mundial en varias ciudades, y me ha sorprendido la penetración cultural que logró en el contexto americano.

En un sports bar de Pittsburgh, los estadounidenses abandonaron sus despachos para ver la inauguración como si fuera la mismísima Superbowl. Comentando, criticando, y discutiendo jugadas de fuera de juego.

Desde el barrio de Salamanca en Madrid, en plena madrugada, me encontraba viendo cómo Estados Unidos casi descalifica a Portugal, un partido que en el pasado hubiera tenido la trascendencia de un encuentro de 2ª B. Europeos y latinoamericanos lo compartimos por Twitter minuto a minuto. ¿Desde cuándo un partido de Estados Unidos importó a nadie?

En un pub irlandés, en Cleveland, dos estadounidenses con la albiceleste celebraban con pasión el gol del Pipita en el Argentina-Bélgica como si fueran porteñas. Paseando por la ciudad, luciendo mi propia albiceleste, desde los coches me gritaban “Let’s go Argentina!” (“¡Vamos Argentina!”). ¿Desde cuándo saben los americanos que la albiceleste es Argentina?


Estadísticas


El mordisco de Suarez generó en Estados Unidos más de 3 millones de tweets, llegó a todos los telediarios y generó una multitud de imágenes sarcásticas en Facebook. ¿Qué estadounidense sabía que existía un uruguayo llamado Suarez?
Nielsen mostró record de audiencias, que sumaban hasta 21,6 millones de televidentes siguiendo el Estados Unidos- Portugal, sin contar bares ni internet. The Wall Street Journal publicaba a diario páginas enteras con notas de Klinsman, el Flaco Menotti (¿Menotti?) y perfiles de Howard, Dempsey o Bardley como si fueran LeBron James o Kobe Bryant. Para un periódico financiero estadounidense, sin precedentes…

He presenciado siete mundiales en Estados Unidos. Nunca, ni en EEUU 1994, vi semejante participación, anticipación e interés de parte del público y los medios estadounidenses por este deporte. La globalización ha sido casi siempre marcada por Estados Unidos. En este caso, pareciera que el resto del mundo ha contagiado al país norteamericano con su pasión. Tenemos un nuevo campeón. Y es la marca Fútbol. O Football. La FIFA tiene un nuevo desafío, y es capitalizar esta marca para ayudar a desarrollar la MLS (Major League Soccer) en Estados Unidos y acercarla a la altura de La Liga, la Premier, o la Bundesliga. Desde luego, hay mucho dinero de patrocinios en juego. El Mundial ya es… mundial.