La marca de una empresa es, probablemente, el elemento más importante para todo su negocio y también uno de los más complicados de controlar debido a su intangibilidad. Y es que la marca es el recuerdo que queda el cliente tras tratar de cualquier forma con una empresa, ya sea desde comprar o probar sus productos a ver sus campañas en los medios. Es lo primero que le viene a la mente al cliente al pensar en esa compañía, ya sea para bien o para mal.

Por tanto, el valor de marca sea muy importante para la decisión de compra de los clientes y en su lealtad, siendo en ocasiones más decisivo que el propio valor real o la calidad del producto. Concretamente, el 24% de los consumidores españoles siempre eligen marcas que tengan otros valores más allá de la calidad y el precio a la hora de comprar, según el III Estudio de Marcas con Valores de 21 Gramos. A esto hay que sumarle que 9 de cada 10 consumidores de Europa, Oriente Medio y África no tienen problemas en cambiar de marca si ésta no cumple con sus expectativas, según un estudio elaborado por SAS.

Además de su importancia, hay que tener en cuenta que hablamos de un valor muy volátil e indefinido que está sujeto a multitud de factores internos o externos a la empresa.  Por ejemplo, un fraude dentro de la compañía o una mala situación laboral de los empleados afectaría negativamente a su valor de marca, mientras que una compañía que cumple con objetivos de responsabilidad social corporativa y es capaz de comunicar estos logros será vista con mejores ojos por los clientes potenciales.

Precisamente, la generación de confianza en los consumidores mediante los valores empresariales debería ser una de las principales prioridades para cualquier marca. No hace falta decir que las relaciones entre las empresas y sus clientes forman un vínculo mucho más emocional que racional, y esto siempre puede potenciarse dando a conocer los valores que definan a la marca y con los que los consumidores están de acuerdo. Por ejemplo, una empresa energética que cumpla con sus objetivos de ofrecer una energía 100% limpia y de origen renovable tendrá mucho mejor valor de marca que cualquier otra empresa de ese sector.

La identidad visual de una empresa también puede llegar a ser clave en el valor de marca, pero esto no solo se consigue con un rebranding del logo. En este tipo de estrategias de branding hay que tener en cuenta tanto lo que se ve como lo que no se ve, es decir: packaging, mensajes publicitarios hacia el cliente, aspectos que diferencian a la marca de la competencia, lugar que ocupa entre las necesidades del consumidor… En definitiva, el objetivo prioritario es construir la imagen visual para la marca que esté mejor adaptada a su cliente y este reciba sus mensajes de manera más abierta.

Y si los factores internos son importantes para el valor de marca de una compañía, igual de decisivos son sus factores externos. En este sentido, es necesario que las empresas estudien las debilidades y fortalezas de su competencia para no caer en sus mismos errores o tratar de replicar sus aciertos. Igual de recomendable es estar al tanto de las novedades del sector en el que trabaje la marca y de las necesidades de los consumidores. Así podremos ser los primeros en aprovechar posibles tendencias interesantes para los consumidores y adelantarnos a la competencia.

Dentro de estos factores externos también entran los clientes potenciales de cada marca. Y es que, aunque pueda parecer una obviedad, muchas empresas no se dirigen realmente a ellos porque no les conocen, cometiendo el error de querer acaparar todo el mercado posible y olvidando queno todos los consumidores van a estar a gusto con esa marca. Por ello hay que definir el público objetivo según las variables socioeconómicas que más se adapten al producto (edad, sexo, nivel de renta…) y construir un plan de marketing para esos consumidores. No hay que olvidar que es mucho más fácil contentar a un reducido y fijo número de clientes que a una gran cantidad muy heterogénea.

Pero todo este esfuerzo sirve de poco si no somos capaces de monitorizar los resultados para corregir los posibles fallos e identificar potenciales mejoras. Mediante un adecuado sistema de seguimiento de la satisfacción del cliente, las marcas pueden obtener directamente la opinión de sus clientes para mejorar su imagen. Además, los consumidores agradecen y ven con mejores ojos a las empresas que tienen en cuenta su opinión.

Todos estos y muchos más factores forman en el cliente una imagen de marca que es imprescindible para entender el valor financiero de una empresa, pues una buena reputación siempre será un pilar fundamental en el aumento de los beneficios. Pero tener una buena imagen de marca puede ser algo complicado por el amplio espectro que abarca, desde el branding de la empresa hasta su responsabilidad social corporativa. Por ello, la ayuda de profesionales y servicios especializados en la generación de valor puede ser determinante para cumplir con todos estos objetivos.

Y tú, ¿conoces el valor de marca de tu empresa?