Aportar valor a los usuarios de una plataforma digital es la principal premisa para que estos quieran utilizarla. Ya sea resolver un problema, facilitar una tarea o ganar en eficiencia, debemos tener siempre presente que nuestro producto debe ayudar a nuestros usuarios y hacerles la vida más fácil.

En los tiempos en los que vivimos, con tanta variedad de plataformas digitales, sólo aquellas empresas que sepan aportar valor de forma rápida y constante a sus usuarios serán capaces de perdurar en el tiempo. Para ello, desde Gibobs allbanks proponemos 8 puntos clave que aplicamos en producto en nuestro día a día para conseguirlo:

 

  • Formar equipos con perfiles multidisciplinares que aporten distintos puntos de vista:

 

Apoyarnos en la inteligencia colectiva nos permite acelerar los procesos y aportar valor, ya que somos capaces de poner en común diferentes puntos de vista y llegar a soluciones integrales que suelen darse cuando se trabaja en equipo. Evidentemente, esto es posible gracias a la variedad de perfiles en nuestros equipos, no sólo en producto, sino también en tecnología, marketing u operaciones.

 

  • Trabajar paralelamente con otros departamentos para apoyarnos en su conocimiento:

 

Con relación al punto anterior, la experiencia nos dice que dos cabezas piensan más que una. Si esto lo extrapolamos a los diferentes departamentos de nuestra empresa, apoyándonos en su especialización podemos conseguir soluciones mucho más enriquecedoras para nuestros usuarios. También nos permite estar alineados en la toma de decisiones y conocer cómo va evolucionando nuestro producto.

 

  • Investigar lo que hace la competencia para buscar el punto de diferenciación:

 

Debemos centrarnos en desarrollar nuestro producto lo antes posible y de la mejor forma, pero no debemos olvidar que hay otras empresas que estarán haciendo lo mismo que nosotros o algo muy similar, y tenemos que estar al corriente de ello. Por eso, es recomendable investigar qué están haciendo nuestros competidores para poder diferenciarnos de ellos aportando algún valor añadido que nos diferencie del resto.

 

  • Desagregar las tareas lo máximo posible para aportar valor cuanto antes:

 

Dividir las tareas todo lo que podamos nos ayuda a centrarnos en lo que realmente es importante para el usuario y poner el foco en implementar la funcionalidad clave que aporta valor, dejando el resto de tareas para las iteraciones posteriores. La idea es ser los primeros en satisfacer esa necesidad para posicionarnos en la mente del cliente como empresa diferencial. Si no somos los primeros en implementar una funcionalidad, deberemos buscar un factor innovador adicional.

 

  • Priorizar las funcionalidades que tienen mayor repercusión en el usuario:

 

Aunque suene extraño, todavía hay empresas que dan prioridad a otras tareas por encima de la implementación de funcionalidades que resuelvan la problemática de los usuarios. Debemos entender que, para que un producto funcione en el mercado, lo primordial siempre va a ser resolver las necesidades de nuestros clientes. Y esto sólo se consigue implementando las funcionalidades clave para el usuario lo antes posible.

 

  • Proponer diversas soluciones y evaluarlas tecnológicamente para conocer su viabilidad:

 

Es fundamental no quedarnos con la primera idea que nos venga a la cabeza a la hora de proponer una nueva funcionalidad. Si lo hacemos, es bastante probable que dejemos de lado muchas opciones interesantes. Por ello, sería interesante generar al menos 3 conceptos distintos y evaluarlos con el equipo de tecnología. De esta forma, conoceremos la viabilidad técnica de cada propuesta y podremos debatir cuál es la más factible en el corto, medio o largo plazo.

 

  • Pensar en todas las casuísticas posibles a la hora de diseñar un flujo:

 

Anticiparse a todos los posibles casos de uso que pueda tener una funcionalidad, así como vislumbrar los estados por los que puede pasar el usuario dentro del mismo flujo, nos ayuda a diseñar un producto mejor. Si no consideramos algún caso de uso, es bastante probable que el usuario se sienta frustrado al utilizar nuestro producto y encontrarse en dicha situación, lo que acabaría generando un rechazo al mismo.

 

  • Testar en profundidad las nuevas funcionalidades antes de lanzarlas al mercado:

 

Finalmente, antes de implementar una nueva funcionalidad, recomendamos encarecidamente testar todos los casos de uso y revisar que, tanto la parte funcional como la estética, están bien trabajadas y que cumplen con nuestros estándares de calidad. De nada habrá servido todo el trabajo previo si no lanzamos al mercado un producto redondo. Si el usuario percibe fallos de uso o de diseño, desconfiará del producto y dejará de usarlo antes o después.

Recapitulando, para que la entrega de valor a nuestros clientes sea lo más efectiva posible, es necesario que estemos alineados y tengamos siempre presente que las funcionalidades que vamos a implementar tienen que mitigar alguno de los puntos de dolor de estos. Es decir, tienen que ayudar a nuestros usuarios de alguna forma efectiva, ya sea ahorrándoles tiempo en un trámite o dándoles un servicio que ninguno de nuestros competidores pueda ofrecerles.

Para conseguirlo, desde Gibobs allbanks apostamos por la diversidad como factor clave en nuestros equipos, buscamos nuestro punto diferencial dentro del mercado y estamos revisando constantemente cómo mejorar los servicios que ofrecemos a nuestros usuarios.