Joan Ramon Vilamitjana

CEO

Formar una familia es una aventura apasionante, de la que no he parado de sacar aprendizajes muy valiosos, que también me han ayudado en lo profesional. Cuatro aprendizajes fascinantes que me ha aportado la paternidad: 

  • La atención. No hay mejor entrenamiento para la atención que un fin de semana de lluvia encerrado en casa con los niños. Merecen toda la atención y no permiten distracciones. Y cuanta más atención les das, más hermoso es el momento. A nivel profesional, poner toda la atención en lo que haces es más difícil de lo que parece, pero es esencial para conseguir buenos resultados. Hace mucho que entendí que el multitasking es una trampa.
  • La mirada larga. Una familia es un proyecto a largo plazo. Ser padre me ha enseñado a ser paciente, a valorar los pequeños avances, lentos pero constantes. Los paralelismos con el liderazgo empresarial son evidentes.
  • La escucha. Hay maneras y maneras de escuchar. Y ser padre me ha enseñado otro modo de escuchar. No tiene que ver con la curiosidad del periodista, que nunca me abandona. Es otra cosa: escuchar con ilusión, con emoción, con implicación. Muy útil también en las interacciones profesionales.
  • La diversidad: Cada persona es única, cada familia es distinta y todas merecen el mismo respeto. Observar a mis hijos, libres de prejuicios, me recuerda la importancia de combatir los estereotipos, las discriminaciones y los clichés, también en el trabajo. 

 

Antonio Sánchez

General Manager Madrid Office

Mentiría si respondiera que no me ha aportado nada… A diferencia del entorno profesional en el que hay abundantes recursos y materiales inspiradores para desarrollar y mejorar tu carrera, en el caso de la paternidad no hay un manual de uso comúnmente establecido, más allá de los consejos familiares, el sentido común o el efecto Google. Todo lo aprendido “siendo padre” tiene sin duda un efecto directo en el entorno profesional.

En mi caso, lo resumo en 3 ámbitos: 

El primero, la madurez provocada a marchas forzadas, y la capacidad de enfrentarte a los problemas personales -y por extensión, a los profesionales- calibrando mejor la respuesta. Quién no ha oído alguna vez la frase “niños pequeños, problemas pequeños; niños mayores, problemas mayores”, ¿verdad? De la misma forma, la paternidad te obliga en muchos casos a definir mejor las prioridades, o por lo menos intentar diferenciar lo urgente y lo importante. Algo que resulta en parte útil en el plano profesional. 

En segundo lugar, la capacidad de anticipación. En el entorno personal (y también en el profesional), cada día puede ser diferente. Y lo es. Como padre puedes prever determinadas situaciones, adelantar algunos problemas (pocas veces) o minimizar riesgos. Esto mismo lo llevamos de facto al plano profesional “previendo escenarios”. Aunque es de sobra conocido que la ley de Murphy en el caso de ser padres está demasiado presente. 

Y, por último, el trabajo en equipo. Cuando eres padre (y casi antes de serlo) es una conclusión abrumadora. Está claro que ambas facetas (la paternal y profesional) requieren de trabajo en equipo. La planificación, el reparto de roles, la disciplina o constancia, son -aunque no queramos verlo- aspectos imprescindibles en el plano paternal que también está muy presente en el profesional.   

 

David Vindel

Technology Practice Leader, EMEA

Convertirse en padre me ha aportado muchas cualidades que ya existían, pero que al convertirse en padre se potencian aún más en la experiencia profesional. Primero la gestión del tiempo. Aunque esto es una labor que siempre se mejora, si es cierto que, al ser padre, gestionamos mejor el tiempo, encontrando un buen equilibrio entre el trabajo y el tiempo en familia, siempre que se puede. Esto se traduce en el día a día en ser más eficaz con las reuniones, el tiempo en equipo, y sobre todo sacarle más partido al día laboral con fin de poder tener un pelín más tiempo con la familia. Ahorrarse una call no absolutamente necesaria puede ser la diferencia entre poder leer un cuento a tu hijo antes de dormir o no.

Segundo, perfeccionar la forma de comunicar.  Esa pregunta continua de mis hijos de "¿Qué tal tu cole hoy, papá?" me ha hecho reflexionar mucho en cómo contar, visualizar y explicar los logros profesionales, y directamente modificar la forma de contar las cosas, de vendernos y promocionarnos.  Los niños tienen un nivel de atención corto, por lo tanto, es importantísimo ser conciso, interesante, relevante y en muchas ocasiones creativo. Este approach también es crítico para clientes y en el ámbito profesional.  

Finalmente, aprender por errores, una temática que como padre estas constantemente predicando en tus hijos, es una temática también muy válida en la experiencia profesional. Como dice el famoso empresario Richard Branson del Grupo Virgin: “No se aprende a caminar siguiendo reglas. Se aprende haciendo y cayendo".

Soy padre de dos hijos: Leo (7) y Ethan (5)

 

Gonzalo Lamas

Director Financial Communications

Como soy padre de un bebé de solo 6 meses, quizá deba hablar más de lo que mi experiencia profesional me ha aportado en la paternidad… que no ha sido poco.  En estos meses he podido entender mucho mejor el valor del trabajo en equipo; el orden, coordinación e importancia de protocolos en los procesos; lo necesario que es priorizar las tareas y, por supuesto, lo imprescindible de la comunicación eficaz. Todo esto puesto al límite de una forma preciosa y brutal que solo quien ha sido padre primerizo puede entender.

Como sucede siempre en la vida y en el trabajo, todo debe ser afrontado desde una perspectiva holística y no de departamentos estancos. Uno no es solo un profesional en horario de oficina ni solo padre el resto del tiempo. Desde que la pequeña Manuela llegó, mi etiqueta de padre me acompañará siempre, para bien… y para bien, sea cual sea el rumbo de mi carrera. 

La pandemia ha acelerado aún más esa tendencia (sí, esa también), porque hoy trabajando desde casa soy todo a la vez más que nunca.