Uno de los principales problemas en el mundo empresarial es identificar correctamente el target objetivo. Las cookies han sido la base de la publicidad digital y, por lo tanto, una herramienta esencial para recopilar datos, identificar audiencias y mejorar la experiencia de los usuarios, tanto en contenidos como en anuncios. Sin esta ayuda, lo primero que nos vamos a encontrar es una brecha más amplia entre empresas digitalizadas y empresas realmente digitalizadas. 

Las redes sociales, o una web, habían democratizado el acceso y uso de las mismas herramientas, para autónomos, microempresas o multinacionales. Esto está cambiando por distintos motivos, principalmente dos, el uso de una mejor tecnología y las cambiantes preferencias y problemas de privacidad de los consumidores. 

La poca legislación que hay en Internet permite que gigantes como Google impongan su criterio o visión empresarial por encima de las necesidades o los problemas reales para la sociedad. Los usuarios no son reacios a los anuncios y al intercambio de datos, especialmente si estos se adaptan a su necesidades. No conozco a nadie en contra de tener contenido y publicidad personalizada. Tampoco conozco negocios que sobrevivan sin publicidad. Esto demuestra la necesidad de lograr un equilibrio entre proporcionar experiencias relevantes y específicas, y respetar las preferencias de privacidad y la información del usuario. Esto ha provocado que muchos sectores no se hayan podido adaptar o bien no tengan clara la estrategia de negocio en Internet, como los medios de comunicación. 

Si es Google quien pone las reglas del juego, dudo que quieran perder clientes, ingresos o beneficios. Seguramente, eliminar las cookies y apostar por un sistema nuevo les permitirá encarecer los precios y fidelizar clientes. La mejor forma de tener el monopolio sin que se les pueda acusar de ello. Vamos a entrar en un espiral de tecnología y limitaciones que requerirá más experiencia, talento y creatividad. A quien no esté preparado para el cambio, le supondrá un aumento de los costes para tener mayores resultados, y en el peor de los casos, un cambio de modelo de negocio, como las webs con servicios gratuitos, blogs o medios de comunicación.

Las FLOCS o la alternativa que llegue deberá ser capaz de ayudar a los anunciantes a comprar, medir y optimizar anuncios de manera eficaz y, al mismo tiempo, permitir a los editores administrar, monetizar y navegar por las audiencias. Debe ser beneficioso para todas las partes, también para los consumidores, es decir, que les permita disfrutar de productos y anuncios relevantes gratuitos y con publicidad.

Las agencias debemos ser los primeros en adaptarnos y expandir el conocimiento. La creatividad será más importante que nunca. Cuanta más personalización, persuasión, diseño o interactividad, el CTR o métricas similares serán mayores. La tecnología va a ser un factor clave para buscar, agrupar usuarios y optimizar costes, encontrando mayores oportunidades. Ejemplo de ello es el uso de la inteligencia artificial para comprender no solo el comportamiento del consumidor, sino también los patrones de búsqueda en todos los canales. 

La publicidad programática también brinda a los anunciantes una ventaja competitiva: estar en el lugar correcto, en el momento correcto, en millones de momentos potenciales. Pero también educa a nuestros consultores para ser más rápidos que nunca sobre lo que funciona y lo que no. En definitiva, tener una estrategia clara, objetivos tangibles y realistas, el buen uso de la tecnología, la correcta gestión de la base de datos y de canales propios.