Así lo revela una investigación realizada por el diario británico ‘The Times’, y de la que se hace eco la revista 'Campaign', que señala que, por ejemplo, un anuncio de Mercedes Clase A ha aparecido hace poco junto a un vídeo a favor de Daesh publicado en YouTube que tenía más de 115.000 visualizaciones; o que un vídeo de la compañía hotelera Sandals Resort se emitía junto a otro que promovía la causa del grupo yihadista Al-Shabaab. Para el diario británico está claro, a la vista de su análisis, que los controles habituales de los sistemas de compra programática para evitar este tipo de situaciones no están funcionando. Un vídeo en YouTube puede generar, según The Times, 7,60 dólares por cada mil visualizaciones.

El rotativo dice asimismo en su información que las compañías afectadas se mostraron profundamente preocupadas por el hecho de que su publicidad estuviera apareciendo junto a esos contenidos y responsabilizan de esas incidencias a la gestión automática de la planificación.
Un portavoz de Google citado por 'Campaign' señala: “En lo que respecta al contenido de YouTube, eliminamos los vídeos marcados que no respetan nuestras normas y tenemos una política de tolerancia cero para el contenido que incita a la violencia o al odio. Parte del contenido en YouTube puede ser polémico u ofensivo y por eso solo permitimos que la publicidad aparezca junto a vídeos que cumplen con todos nuestros requisitos. Nuestos clientes también pueden elegir no aparecer junto a cualquier contenido que consideren inapropiado y tenemos la responsabilidad de trabajar con el sector para ayudarles a hacer elecciones informadas”.

La información publicada por 'The Times' coincide con el hecho de que el anuncio que Hyundai emitió durante la pasada Super Bowl, y en el que se hacía un homenaje a las tropas estadounidenses, ha aparecido después en YouTube como 'pre-roll' de un vídeo de apoyo a Hezbolá, organización islámica considerada como terrorista por la administración estadounidense.