El marketing ofrece tantas posibilidades como plataformas existen, siendo el email una de las más importantes. Desde el lanzamiento del primer correo electrónico en 1971 por parte del estadounidense Ray Tomlinson, este método de envío de mensajes se ha convertido en uno de los más habituales. Por ello, no es de extrañar que, casi desde sus inicios, el mundo del marketing viera en el email una herramienta perfecta para sus campañas.

Sin embargo, cualquiera que se dedique a este ámbito habrá sufrido en alguna ocasión un quebradero de cabeza muy recurrente dentro del sector: que los correos no lleguen. Además de frustración, esta situación genera muchas dudas. “¿Por qué entro en SPAM?” “¿Cuál es el motivo de recibir tantos rebotes?” No hay una única respuesta, y es que las causas pueden ser múltiples. De este modo, es necesario llevar a cabo una serie de medidas que permitan que nuestros emails lleguen a la bandeja de entrada de los destinatarios con el objetivo que nuestra campaña de email marketing sea todo un éxito.

Uno de los problemas más frecuentes a la hora de hacer un envío es el de rebote, esto es, cuando el correo no llega a entrar en el inbox del receptor y recibimos un mensaje de aviso. Dependiendo de su naturaleza, este rebote puede ser blando o duro. El primero de ellos es puntual y ocurre si el servidor está teniendo algún fallo o si, por ejemplo, la persona a la que escribimos tiene el buzón lleno. Por su parte, el rebote duro tiene como causa principal una mala calidad de datos, ya sea porque la dirección a la que hemos escrito no existe o porque no es correcta. Para evitar estas situaciones, en Madzuli Agency siempre recomendamos mantener las bases de datos actualizadas, asegurándonos de borrar a los usuarios inactivos y comprobar que las direcciones que dan problemas estén bien escritas. Se trata de una labor algo tediosa por el tiempo que lleva implementarla, pero que, sin duda, contribuirá al éxito de la campaña.

Otro de los grandes miedos en el mundo del email marketing es convertirnos en SPAM. Esto puede ocurrir si muchos receptores nos han marcado como tal. En este sentido, debemos replantearnos si estamos mandando los contenidos al público idóneo e, incluso, revisar el enfoque de nuestros mensajes. También pueden marcarnos como SPAM si enviamos demasiados correos. Teniendo todo esto en cuenta, es conveniente personalizar los mensajes en consonancia con la segmentación en función de la edad, sexo o zona geográfica. Asimismo, sería una buena idea calendarizar nuestras comunicaciones de modo que no resultemos pesados. Con ello, conseguiremos crear un contenido atractivo para cada grupo, evitando que señalen nuestros mensajes como no deseados.

El blacklisting es otro de los principales problemas a la hora de conseguir que nuestros correos alcancen al público objetivo. Una de las razones más frecuentes para entrar en una black list es que seamos considerados como emisores no fiables. Además, salir de ellas es complicado y requiere de bastantes esfuerzos. Por este motivo, siempre recomendamos a nuestros clientes llevar a cabo buenas prácticas de email marketing desde un primer momento. De lo contrario, formar parte de una lista negra acarreará consecuencias que perjudicarán a parámetros como, por ejemplo, la tasa de clics o de apertura. 

Teniendo todo esto en cuenta, son tres las medidas que mejor funcionan para conseguir llegar a nuestro público objetivo. En primer lugar, mantener unas bases de datos actualizadas; en segundo, personalizar las campañas teniendo en cuenta el grupo al que nos dirigimos en cada una de ellas; y, en tercero, llevar a cabo buenas prácticas para evitar entrar a formar parte de las tan temidas black lists.

Implementando todos estos pasos haremos una inversión en tiempo y recursos que, sin duda, tendrá como retorno una mejora notable en los resultados de las campañas de email marketing.