Muchos españoles se han quejado en alguna ocasión de que están cansados de que en el exterior siempre se relacione a España con poco más que los toros y las castañuelas. Pues pueden estar tranquilos, que las corridas y el flamenco han quedado en el olvido. Hoy en día lo primero que viene a la mente es crisis y por primera vez, emigración.

En mis veinticinco años viviendo en Nueva York, me he acostumbrado a escuchar cada vez más el español por las calles. Aunque este venía en una variedad de sabores: mexicano, dominicano, boricua, colombiano, ecuatoriano, argentino y, por supuesto, spanglish. Pero muy rara era la ocasión que escuchara un acento castizo o andaluz por la Quinta Avenida.
Hace un par de semanas, paseando por Manhattan con mi hija, la niña de 6 años se sorprendía al oír acentos madrileños desde el Soho a Harlem y desde Wall Street al Meat Packing District. “¿Anecdótico?”, pensé por un momento…


Apenas cuatro días más tarde, el pasado 5 de abril, el Wall Street Journal dedicaba casi página entera a un artículo titulado "Los artistas españoles emigran a EEUU". Y no hablaba de Javier, ni Penélope, ni Pedro, ni Enrique. Tampoco hablaba de giras, ni rodajes. Hablaba de una variedad de escultores, directores de teatro, fotógrafos y músicos que han dejado Galicia, Madrid, Cataluña y otras comunidades para radicarse y buscar suerte en EEUU. Algunos de ellos de cierto renombre y otros, aún por darse a conocer.


El artículo recolectaba una serie de datos de, entre otros, el Instituto Nacional de Estadísticas. Entre ellos… En 2012 EEUU ha aprobado un 65% más de peticiones de nacionalización de españoles que en 2006. En el 2012, un 44% más de españoles han emigrado respecto al año anterior. El número de españoles residiendo en EEUU se ha incrementado un 10% desde el 2000. Si bien este último dato puede no parecer muy alto, Grecia, Italia, y Portugal – países que tampoco están para tirar cohetes – han mostrado un crecimiento negativo en la misma categoría en el mismo período.


Muchos de los artistas españoles entrevistados se lamentaban de la fuga de talento. De la pena que da pensar que el talento nacional no encuentre oportunidad en tierra propia y tenga que buscarla en el extranjero. Del éxodo artístico.

Creatividad

Sin embargo, merece la pena considerar implicaciones que pueden tener repercusiones positivas. Primero, las crisis siempre han generado movimientos artísticos y de otras índoles más innovadores e impactantes que los períodos de estabilidad. A los seres humanos nos motiva mucho más expresar nuestra creatividad y nuestras opiniones cuando las cosas no van bien que cuando estamos todos cómodos. Segundo, el mismo artículo menciona que “la historia cultural americana siempre se ha beneficiado de artistas e intelectuales que han emigrado escapando crisis en sus países”.

Menciona ejemplos como Hollywood, Broadway, el ballet ruso y la salsa, que se han desarrollado en EEUU gracias a esta inmigración de talento extranjero. Por último, estas dos implicaciones presentan una gran oportunidad para el desarrollo del patrimonio cultural español alimentándolo de otras influencias, así como simultáneamente dándolo a conocer en el exterior. Las omnipresentes crisis latinoamericanas han logrado instalar una multitud de iconos latinos en EEUU. Desde la salsa hasta el latin jazz, desde la comida mexicana hasta los mojitos, desde el dulce de leche hasta los Malbecs, millones de americanos en grandes y pequeñas urbes consumen estos iconos latinos a diario, generando miles de millones de dólares en ingresos anuales a los países de origen.


España puede lamentar su inevitable fuga de talento. O puede celebrarla. En una famosa ocasión, John F. Kennedy recalcaba que la palabra crisis en chino es la misma que oportunidad (aunque algunos lingüistas lo reniegan). Pero la analogía es válida. Con un poco de optimismo, mucha energía y por qué no, algo de apoyo institucional, es posible cambiar la imagen de España mucho más allá de los toros, las castañuelas, y la crisis. Ya no sólo por orgullo nacional, sino también por la posible rentabilidad económica.