burbuja – definición 1. globo de aire que se forma en los líquidos y sale a la superficie
Hasta hace menos de un par de décadas, las burbujas eran asunto de los productos de aseo y limpieza como jabones, champús, detergentes y otros agentes líquidos que responden a la primera definición de la palabra. Últimamente, parece ser más asunto del mundo de las finanzas, desde Wall Street hasta la City en Londres y más allá.

Inmobiliarias, financieras, o de internet, las burbujas vienen en todos tamaños y colores, pero ya poco tienen que ver con los jabones, sino más con un pánico anticipando los resultados de una especulación desmesurada que teme la crónica de una muerte anunciada. Sin embargo, mercados, inversores y ciudadanos no logramos aprender de la historia, cuan reciente sea, y por mucho que nos alarmemos, seguimos apostando por las burbujas hasta que es demasiado tarde para no pillarnos los dedos.

Las llamadas Web 2.0, léase redes sociales como Facebook o Twitter y relacionadas, son el último grito en la materia. En abril del 2012, muchos deslumbrábamos con la cifra que Facebook pagaba por Instagram: 1.000 millones de dólares por una empresa con doce empleados y sin ingresos. Un mes más tarde, seguíamos alucinando con el precio de salida a bolsa de la misma Facebook, valorada en nada menos que 104.000 millones, la cifra más alta jamás alcanzada por una empresa americana saliendo a bolsa.

En noviembre del 2013 sale a bolsa Twitter con una cotización de 24.000 millones, lo que puede parecer a algunos más razonable, aunque tan sólo en términos relativos. En el mismo mes, Facebook ofrece comprar Snapchat por 3.000 millones, y su fundador de 23 años se da con el lujo de denegar la oferta. Y ahora en febrero del 2014, Facebook anuncia la adquisición del servicio de chat WhatsApp por nada menos que 19.000 millones de dólares.

burbuja – definición 2. espacio aislado de su entorno.

En el terreno financiero especulativo, la palabra responde a la segunda definición. Y es precisamente allí donde yace el problema; las valoraciones de estas empresas están absolutamente aisladas de su entorno. Es decir, no responden a ningún índice financiero, ni de ingresos, ni de beneficios, ni de modelo de negocio, ni de ARPU (siglas en inglés para “ingresos promedio por usuario”) ni de ningún otro orden.

En el sentido más básico, los mercados se rigen por el balance entre la oferta y la demanda. En el mercado financiero, la oferta y demanda se refieren a las acciones en el mercado. En el último trimestre del 2013 las empresas que atraen inversores especuladores amateurs como e*Trade o Ameritrade han visto su volumen de transacciones aumentado en un 25%, llegando a niveles de finales de los Noventa. En gran medida, estos inversores con poco conocimiento –es decir, las masas– son los que ayudan a alimentar las burbujas. Y mientras las masas sigan demandando estas acciones en medidas desmesuradas, las start-ups y bancas de inversión seguirán alimentando la especulación. ¿Cuál fue el impacto de la compra de WhatsApp en el precio de la acción de Facebook? ¡Cero! La acción cayó un 2% por la mañana y se recuperó sobre la hora del aperitivo. Es decir, el conjunto de inversores ha visto este precio como absolutamente razonable.

Ya podemos dejar de quejarnos tanto del sistema, los gobiernos, o la falta de regulación… Mientras no cambiemos nuestro comportamiento como inversores especulativos, las burbujas las seguiremos hinchando las masas. A ver si nos dejamos de tanta burbuja y no buscamos más excusas para lavarnos las manos…