Un canal de comunicación relativamente nuevo y poco conocido (al menos, en profundidad) por la mayoría de los usuarios; una estructura de privacidad y visibilidad complicada de utilizar, rebuscada o demasiado escondida; un ejercicio de investigación policial para encontrar la forma de darse de baja; un desconocimiento o desacuerdo sobre dónde van a parar los datos personales; y un target principalmente joven y excesivamente confiado.

Estos son algunos de los ingredientes de la película del género “web social” más polémica de los últimos meses: Las redes sociales son peligrosas. Exagerada en su argumento como buena película comercial, me temo que está basada en hechos reales. Y los hechos son, si lo que queremos es que termine bien –lo cual nos interesa a todos los que trabajamos en esto-, que debemos empezar a trabajar para darle la vuelta a este guión. Lo que nos toca es demostrar que se pueden hacer redes sociales seguras, hasta donde llega, evidentemente, nuestro poder de acción a la hora de velar por esa seguridad. Pero, ¿realmente se puede hacer? Se puede hacer y se debe hacer. Cuando nosotros (Genetsis) desarrollamos Happing, pensamos en personas reales que se relacionaran y divirtieran con otras en un entorno virtual transmitiendo los valores de Coca-Cola. Un entorno virtual no es incompatible con “seguro”. Pero a veces, en Internet no se percibe la seguridad porque nadie se siente seguro cuando no cree que tenga total control sobre algo. Los usuarios y no usuarios de las redes sociales no se sienten seguros porque no sienten que tengan total control sobre su información personal y el contenido que genera. Esto es lo primero que se debe cambiar. En Happing, un usuario tiene total control sobre todo su contenido, y debe tenerlo siempre. Pero a veces, las barreras que una red social ponga no son suficientes. Parte de la película que estamos viviendo es también responsabilidad de los usuarios, consecuencia del “exhibicionismo” que despliegan cada vez más frecuentemente y resultado de la falta de interés que muestran en leer lo que les puede pasar o cómo lo pueden evitar. Pero a nosotros nos interesa que esa actitud cambie. Por tanto “educar” a esos usuarios en el buen uso de la página ahora debería ser una tarea más importante que nunca. Por ejemplo, con la última herramienta de mensajería pública que lanzamos en Happing, el mensaje que recibe un usuario antes de empezar a usarlo es una invitación a la configuración de la visibilidad y privacidad de la herramienta. Estas son sólo algunas claves, pero nosotros hemos demostrado que se puede hacer (para tranquilidad de una marca y muchos padres). Las películas trágicas, a las que se les da tanto bombo, no me gustan. Prefiero las que acaban bien. Así que, a mí, sólo me queda esperar ansiosa el estreno de la segunda parte: Las redes sociales son seguras.Por Palmira Ríos, Community Manager de Genetsis