Es fácil confundir el coolhunting con una herramienta vinculada única y exclusivamente a la moda, aunque es cierto que, cada vez más, las grandes marcas de diversa naturaleza recurren a este instrumento del marketing como un activo intangible más del modelo de negocio con el que alcanzar beneficios, ¿a qué si hablo de innovación si que nos suena a éxito? Pues el coolhunting no es más que eso: innovar, crear, ser capaces de romper con los límites de lo establecido. El coolhunter es, desde mi punto de vista, alguien que es receptivo, abierto a todos los estímulos que están ahí fuera. Pero ser coolhunter va más allá, somos consultores multidisciplinares que no sólo se alimentan de estímulos a nivel internacional, sino que han de dominar conceptos relacionados con todo tipo de actividades y tendencias sociales que van desde el arte a la comunicación pasando por la psicología, marketing o diseño.
Y es que, aunque originariamente el término coolhunting o cazatendencias sí estuvo asociado al mundo de la moda, éste se ha convertido en un concepto mucho más amplio, mucho más asociado a la caza de tendencias sociales, de consumo, que pueden ir desde la comunicación a la organización de festivales de música o cine, pasando por las tendencias culinarias o en hostelería. Todas aquellas empresas y marcas que buscan innovar investigando y conociendo los hábitos de consumo de sus clientes o públicos potenciales, yendo más allá de las encuestas y focus group, analizando estilos de vida, mentalidades, valores y comportamientos para adelantarse a sus competidores, hacen coolhunting. Afortunadamente, las reticencias y objeciones con respecto a la solidez de esta actividad y la asociación casi automática a lo banal se está evaporando ya en el panorama empresarial español, que está absorbiendo al fin la idea de que es necesaria una proactividad en este campo, de que las tendencias son algo más que modas pasajeras y de que la base de esta caza o análisis de tendencias es una profesión, la de coolhunter, que se encarga de observar, intuir y analizar cambios sociales, por muy minoritarios que estos sean. De hecho, cuanto más minoritarios mejor, porque aunque el objetivo sea que la idea, marca o producto llegue a todos, al llamado mainstream o mercado masivo, y convertirse, por qué no, en una moda, lo cierto es que la clave reside en que ha empezado por unos pocos, esos que nosotros llamados trendsetter o creadores de tendencias. Uri Altell, presidente de Strike Agency