Usando ese reflexivo impersonal tan amado por algunos títulos, “se detecta” un amplio, y en cierta forma profundo, malestar entre los profesionales de las agencias creativas, vulgo, agencias de publicidad. En las comidas de colegas, en las redes sociales, en los seminarios…nadie se priva de contar qué mal está “esto de la publicidad”. Naturalmente, hay excepciones. Suele tratarse de agencias locales que han sabido hacerlo bien. Podemos deducir entonces que el secreto de la felicidad en publicidad es trabajar en una agencia local excelente. Al menos, el secreto para los publicitarios de agencia.
Algunos enfebrecidos visionarios enseguida deducirán que ese malestar es consecuencia del cambio estructural, el nuevo paradigma, la brecha digital aplicada a las generaciones de creativos, etcétera. Sin embargo, mi impresión es que las cosas no van por ahí. Las cosas apuntan hacia adentro y hacia arriba. Es decir, hacia las estructuras multinacionales y sus directivas. Llevamos a fecha de hoy casi tres años en los que la exigencia ha sido máxima, tanto para altos ejecutivos como para trabajadores (los que han quedado) y el trato recibido ha sido más bien humillante y no sólo en términos económicos. Que un consejero delegado local confiese que no puede contratar a nadie a pesar de haber logrado incrementar el negocio con nuevos clientes (clientes que se irán por la otra puerta), y cuando digo nadie es ni un triste becario, le hace dudar a uno de la inteligencia y no sólo emocional, de los gestores de marras.
Ya nos estábamos acostumbrando a la bota en el cuello cuando hay una noticia que podría ser esperanzadora: los holdings que cotizan en bolsa están informando de mejoras de dos dígitos en sus resultados trimestrales, casi sin excepción. ¿Qué va a ocurrir con el estancado mercado español? ¿Mantendrán a sus filiales de aquí con orejas de burro y cara a la pared, o empezarán a permitirles un respiro en forma de inversiones, contrataciones etcétera? ¿Les dejarán volver al centro o terminarán en una nave logística cerca de una radial madrileña, que es el siguiente paso lógico en su degradación inmobiliaria?
Permanezcamos atentos a esas conversaciones de mesa o barra de bar. Son un testigo fiable del clima laboral publicitario si se las sabe interpretar.
David Torrejón es director editorial de Publicaciones Profesionales