ALEJANDRO PERALES
“Aunque se trata de una sentencia de primera instancia, (…) la decisión parece bastante firme en la medida en la que el anunciante se ha allanado reconociendo dicha ilicitud publicitaria”.
Falta de regulación eficaz
Una reciente sentencia del Juzgado de lo Mercantil nº 10 de Madrid ha venido a dar la razón a quienes defendemos que la publicidad de cervezas, y de bebidas alcohólicas en general, no puede estar ubicada en los recintos deportivos, dado que en ellos está prohibida su venta y consumo. La legislación en materia de comunicaciones comerciales y de actividades deportivas es clara al respecto, y se trata de un principio de aplicación generalizable en toda España con alguna excepción como Cataluña, en la que una norma autonómica autoriza expresamente ciertos tipos de publicidad de alcohol en tales recintos.
Aunque se trata de una sentencia de primera instancia, que viene a ratificar las medidas cautelares previas adoptadas por el mismo juzgado a raíz de una demanda contra Heineken por emplazar su publicidad en estadios de fútbol, la decisión parece bastante firme en la medida en la que el anunciante se ha allanado reconociendo dicha ilicitud publicitaria.
Asignatura pendiente
Como ya he comentado en otras ocasiones, la publicidad de bebidas alcohólicas adolece en nuestro país de una alarmante falta de regulación eficaz. Desde el año 1988, diferentes ministros (y ministras) han intentado sin éxito limitar las comunicaciones comerciales en este sector con disposiciones de alcance estatal; la publicidad exterior, también prohibida, campa a sus anchas por nuestras ciudades; los códigos deontológicos existentes dejan mucho que desear, y, por si fuera poco, las limitaciones recogidas en la nueva Ley General Audiovisual reflejan en algún caso de modo muy eficiente lo señalado por la Directiva del ramo, lo que lleva a dudar de hasta qué punto se cumple en el caso español la obligación por parte de los Estados miembros de la UE de atenderse a sus dictados como regulación de mínimos.
Una asignatura pendiente que contrasta con el cada vez más preocupante consumo juvenil de alcohol y que, esperemos, algún Gobierno tenga a bien solucionar en el futuro.
RICARDO PÉREZ-SOLERO
“Sigo manteniendo que esa publicidad estática está dirigida principalmente a ser captada por la televisión, en donde sí está permitida la publicidad de bebidas alcohólicas de menos de 20º”.
Problemas de mayor calado
Es verdad que en la Ley General de Publicidad, en su actual artículo 5.5 (antes 8.5), se declara prohibida la publicidad de bebidas alcohólicas en aquellos lugares en donde esté prohibida su venta o consumo. Es también verdad que los Tribunales, aplicando este artículo, en relación con lo dispuesto en la Ley del Deporte, dieron la razón a la Asociación de Usuarios de la Comunicación en las diversas demandas que plantearon por la publicidad estática de bebidas alcohólicas en los estadios de fútbol.
Personalmente acato estas decisiones pero no las comparto, pues sigo manteniendo que esa publicidad estática está dirigida principalmente a ser captada por la televisión, en donde sí está permitida la publicidad de bebidas alcohólicas de menos de 20º. Pero creo que el Presidente de la AUC plantea en su columna, problemas de mayor calado.
Por una parte, parece estar en desacuerdo con el hecho de que la legislación sobre la publicidad de bebidas alcohólicas sea competencia de las comunidades autónomas, pero sinceramente creo que no hay marcha atrás en este hecho, salvo que la Unión Europea legisle al respecto, lo que pienso es bastante improbable.
También considera que estamos ante una “falta de regulación eficaz” en este ámbito. Yo creo, por el contrario que no hay falta de regulación, sino un exceso y en cuanto a la eficacia de esa regulación, es claro que a todos los intervinientes en este mercado, les interesa.
A todos nos gustaría disponer de una justicia eficaz.
Competidores
Lo que me preocupa es que todavía no tengamos claro que cuando se incumple una norma, conjuntamente con los consumidores pero al mismo tiempo y con la misma intensidad se ven afectados los leales competidores que cumplen todas y cada una de las normas o códigos vigentes.
Por supuesto que también me preocupa el consumo inmoderado de alcohol por los jóvenes, pero sinceramente creo que para abordar este tema, se requiere algo más que imponer nuevas restricciones a la publicidad.