El título es algo engañoso. Lo reconozco. Soy demasiado publicitario. Y con tanto punto y seguido. Aún más. Berlanga, si hizo alguna vez publicidad, se lo calló. He preguntado a los más sabios y memoriosos del lugar y ninguno recuerda al austrohúngaro valenciano detrás de una película comercial. Pero verán al final de la columna que, como en la buena publicidad, siempre resplandece la verdad.
Mientras, déjenme dar un rodeo. Berlanga podría haber sido un grandioso publicitario. Ya en "Esa pareja feliz" (1951, codirigida con Bardem), demostraba un precoz entendimiento de los mecanismos publicitarios, aunque fuera para reírse de ellos y de paso hacernos reflexionar, mientras nos reímos con él, del papanatismo del ser humano.
Por tanto, parece realmente extraño que no dejase rastro en la publicidad, ni siquiera en forma de trabajos alimenticios, como hicieron tantos grandes realizadores de la época y posteriores, por ejemplo Gonzalo Suárez, Víctor Erice o el propio Bardem. Y parece aún más extraño cuando retrata con tanta propiedad y conocimiento a la facción casposa de la publicidad encarnada en el personaje de José Luis López Vázquez en "Moros y cristianos" (1987), viva representación del publicitario de la vieja escuela, tan embaucador como vividor.
Su talento innato, tan levantino, para lo coral y el evento habría tenido en la publicidad un campo de expresión extraordinario. Y su forma de conectar con la gente al tiempo que le muestra sus propias carencias con humor y humanidad, está en la línea del exitoso estilo argentino de los últimos años, si bien revestida de una mayor sutileza en la mirada.
De todas formas, y aquí está la justificación del titular, Berlanga fue autor de uno de los spots más largos de la historia de la publicidad española. "Villarriba y Villabajo" (1994) fue una serie producida por P&G (inventora de eso tan moderno del brand content en los años Veinte) en régimen de bartering con Antena 3, si la memoria no me falla. En su época este pequeño detalle se mantuvo medio en secreto, pero hoy se puede desvelar.
En cualquier caso, de haber tenido que elegir entre un Berlanga publicitario a costa de perder sus obras y uno crítico con la publicidad en su obra extraordinaria, sin duda me quedo con lo último.
David Torrejón es director editorial de Publicaciones Profesionales