Siempre me ha parecido raro que la reputación se tarde años en construir y se pueda perder en un minuto. Si algo se tarda mucho tiempo en conseguir y se puede perder fácilmente, entonces tal vez no merezca la pena trabajar tanto por ello. Por el contrario, tenemos a DSK, un caso en que el software ha petado, pero el hardware todavía funciona. Mira que ha hecho esfuerzos para perder su reputación. DSK tiene un montón de precedentes en sus asertivas actividades de alcoba y eso no le impidió ser presidente del FMI, ni candidato del partido socialista a la presidencia gala. E incluso ahora, particularmente en Francia, continúan interrogándose sobre su futuro político.

Hay gente a la que se le rompe el teléfono de la manzana, o le deja tirado el coche de la estrella, pero como estos iconos tienen mucho crédito en la cuenta corriente de la reputación, les perdonan y conceden otra oportunidad. ¡Incluso el Madrid se merece una tercera o cuarta oportunidad! No te cargas una relación con una persona o una marca que tiene una reputación construida a lo largo de muchos años por un quítame allá esas pajas, o incluso aquellas vigas.

Y entonces llegó el pepino: en una semana las ventas de nuestras verduras y hortalizas, por los suelos. Nadie ha roto una lanza allende los Pirineos en defensa de las humildes hortalizas hispanas, ni consumidores, ni distribución ni autoridades. Se habla de hacer campañas para recuperar la buena imagen. Habría que saber si previamente gozaban los pepinos patrios de alguna reputación, aparte de su disponibilidad y precio.

Y visto con perspectiva es sorprendente . Porque la industria agroalimentaria española, directamente desde el campo, o con transformación de valor añadido, derrumbado el gigante de los pies de barro (cocido) de la construcción, es uno de los pilares de la economía sostenible. Es un sector que genera empleo y superávit comercial, y por territorio, clima, tecnología, y saludable tejido empresarial dispone de ventajas competitivas. Hasta Argentina va bien, con los precios de las materias primas agrícolas disparados: he visto una obra publica en Buenos Aires, un puente en construcción a la salida del aeropuerto de Ezeiza. Sin embargo, a veces parece que en España, en la industria agroalimentaria, lo mismo que en el cine, estamos mas centrados en obtener subvenciones que en la calidad del producto o en su marketing.

Viva la zanahoria!

Somos patriotas hortofrutícolas. Hay que quitarse el gorro ante iniciativas como la de la de la plataforma ¡Publicidad Si! Ojala las autoridades que nos gobiernan, financiaran inteligentemente estas iniciativas para enamorar corazones foráneos. Es digno de estudio que las mejores iniciativas para dar valor añadido a la industria alimentaria sean espontaneas ,voluntarias, ciudadanas. Debe ser por la gran tradición autogestionaria en España, que corre pareja a la falta de confianza, justificada o no, en las capacidades de los que nos gobiernan: mira el 15 M. Hasta el tercer sector desarrolla iniciativas que diferencian e innovan en favor de nuestra industria agroalimentaria. WWF acaba de presentar cuatro vinos ecológicos, con etiquetas y corchos certificados FSC, que aseguran la sostenibilidad de los bosques de alcornoque en la península. Hay mas demanda de estos corchos que oferta.

En el ámbito de la alimentación, sucede al revés que con la mujer del Cesar: no solo hay que parecer honrada, hay que serlo. La universidad de Almería dispone de tecnología punta para medir con espectrógrafos y detectores de masa magnéticos, residuos de plaguicidas en frutas verduras y hortalizas. Sería estupendo capitalizar esos recursos para avalar proactivamente la calidad, seguridad y naturalidad del sector agroalimentario. Pero a veces parece que quien entra en la universidad pública española esta orgulloso de salir del mundo.

Yo también soy fan de la acelga… bueno era hasta que me enteré de lo de los nitritos, y aunque no estoy embarazada ni soy menor, las consumiré con parecida cautela a la que utilizo para administrar los bocadillos de panceta. Me acuerdo de Sergio Zyman, notorio ex CMO de Coca-Cola, quien inventó el concepto “consumo virtual”. Seguro que hay gente que va a llevar camisetas a favor de la acelga hispana, pero que a lo mejor prefiere que se las coma otro. Lo mismo que el atún. El otro día me miraba el gran pez desde su cama de hielo en el supermercado. Parecía el tiburón de la película. Su carnes rojas , errónea pero aceptable base del marmitako y genuina del sushi, se vendían a 5, 90 el kilo. Pero al cruzar mi mirada con la del túnido, no pude evitar visualizar bolitas de mercurio. Las agencias de comunicación siempre te sugieren que tengas a punto el manual de crisis , el libro gordo en el que se anticipan todos los marrones. En el caso de las acelgas y el atún deberíamos buscar en el índice la “Crisis alimentaria de baja intensidad ”. A lo mejor ese capítulo, lo mismo que el de los pepinos se añade en la próxima edición del manual. Es lo que tienen las crisis, que en tiempo y forma son, mayormente, imprevisibles.

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Pedro Antonio García es actualmente asesor de comunicación y ha sido director de relaciones institucionales y comunicación de Coca-Cola en la División Ibérica