Cuando queramos llevar a cabo un envío masivo de e-mails, la primera pregunta que debemos hacernos es: ¿a qué público objetivo va dirigida la campaña? Ese es el paso inicial de otros muchos que van a seguir: determinación del objetivo de la campaña, definición del tipo de mensaje, su personalización, el envío o la evaluación de los resultados… A la elección de ese público concreto y definido por unas determinadas características se le denomina segmentación y hay que ser muy acurado a la hora de realizarla si queremos tener éxito en nuestra campaña de emailing.
Para segmentar adecuadamente, hay que realizar una base de datos calificada. Cuanto más precisa sea la información que contenga y más fragmentada y actualizada se encuentre, nos proporcionará mayores posibilidades para adaptarnos a los intereses y necesidades de nuestros destinatarios. Si a todo esto le añadimos nuestra capacidad para generar contenido de valor, obtendremos buenos resultados y de manera rápida. No hay que enfocarse en el volumen, sino en la calidad de los contactos: más valen 600 bien conocidos, que 600 mil extraños.
Por otro lado, ¿cómo sabemos si realmente estamos haciendo una buena campaña de e-mail marketing que no sea percibida como spam? En España, el spam o correo basura está prohibido por ley y penado con multas de hasta 600.000 euros. Cada vez hay menos vacíos legales para realizar malas prácticas, pues el objetivo es proteger la intimidad y los datos de los usuarios y, además, reducir el enorme coste que supone filtrar estos e-mails.
Por el contrario, el envío de email marketing utilizando bases de datos opt-in, es decir bases de datos formadas por personas que previamente han solicitado recibir los correos comerciales, no sólo entra en el marco de la ley, sino que es muchísimo más eficaz y rentable: los usuarios odian los spams, pero abren y leen los mensajes comerciales legítimos. El beneficio es mayor: la reputación de la empresa no se daña, la fidelización del cliente crece y las ventajas sobrepasan los inconvenientes, aunque la labor pueda parecer más ingrata.
Todas estas conclusiones no hacen sino afianzar la posición de que una gestión correcta y destacable de e-mail marketing ayudará a nuestra empresa a conseguir los objetivos planteados y a hacerlo con eficacia y confianza, fidelizando a nuestros clientes y, sobre todo, logrando el beneficio proyectado.
Paul de Fombelle, director general de Sarbacán Software en España