Muchas organizaciones tienen como norma, antes de contratar a un estudio de branding, convocar a varios candidatos a un concurso. Por encima de la historia, el portfolio, las personas, la experiencia, la presencia global, el know-how y decenas de etcéteras, dan un briefing y piden diseño.
Hace años que venimos diciendo que estos procesos no benefician a nadie, ni a la empresa, ni a la marca, ni al proyecto. Los trabajos de estrategia creativa requieren de una involucración seria de todas las partes a lo largo del proceso. Algunos responsables de las empresas creen que a través de los concursos se gana en transparencia y calidad. En lo primero podría ser, pero para ello se puede convocar sin exigir un trabajo por adelantado, es decir, valorando otros aspectos de los participantes, como los que describía anteriormente, incluido el precio. Pero, sin duda, no se gana en calidad. Es más, me atrevería a asegurar que este método de selección atenta seriamente contra ella. Elegir es un valor.
Uno nunca pone en duda a su cardiólogo, dentista o pediatra. Imagínense esta situación: “Convoco un concurso de cardiólogos, todos me operan y al que más me gusta como lo hace le pago, al resto no”. Está claro que por ridículo es esclarecedor. Tú te pones en manos del cardiólogo que eliges y con las empresas que ofrecen servicios de diseño debería suceder de igual forma: elige una después de ver varias, y confía en los profesionales que contratas.
Recientemente la Alianza Internacional del Diseño (AID) realizó una declaración que desalienta de forma contundente la práctica de concursos y va más allá aún. Sería importante que tanto empresas que necesitan de estudios de diseño, como los propios estudios, tomaran una postura más firme a la hora de presentarse estas situaciones. Ganarían todos. La propuesta de esta organización era la siguiente:
Declaración de Práctica Profesional de la AID
La Alianza Internacional de Diseño cree, de manera convincente, en el valor del diseño profesional, así como en la justa compensación por el trabajo realizado.
La AID desalienta toda práctica que comprometa a diseñadores en cualquier tipo de trabajo especulativo y que no sea remunerado, incluyendo los concursos.
Este tipo de prácticas restan valor al diseño y a la posición profesional de los diseñadores.
Más claro agua.
Andy Stalman es director General de Cato Partners Europe