Consultar las noticias desde nuestra tableta, revisar el correo en nuestro móvil, actualizar nuestras redes desde nuestro portátil son acciones que forman parte del día a día de millones de usuarios en España. La tecnología forma parte ya de nuestras vidas y por ello los consumidores piden cada vez más a los dispositivos y productos tecnológicos servicios que les permitan vivir experiencias que no sólo les dé acceso a la información cómo y cuándo ellos quieran, sino que les ayude también a ampliar su red de contactos y les facilite la vida.
Lo dice el estudio Estilo de Vida Digital, que hemos desarrollado desde la agencia de comunicación global Ketchum en colaboración con el instituto independiente de investigación de mercados, Ipsos, un informe que concluye que a los usuarios ya no nos interesa tanto tener el mejor ordenador, la tableta más moderna o el móvil más rápido del mercado si esos dispositivo no nos van a ofrecer la oportunidad de vivir nuevas experiencias personales.
Concretamente de los datos se desprende que los españoles, con un 39%, son junto a los americanos los consumidores en el mundo que más relacionan la tecnología y sus productos con una experiencia vital. Concretamente quieren la tecnología para acceder a nuevos datos e información (60%), y le exigen disponibilidad para contar con más tiempo libre (47%) y funcionalidades para estar en contacto con otras personas (42%).
Además el estudio que hemos elaborado ha clasificado a los usuarios en 4 categorías en función de sus necesidades concretas: los “Entusiastas” (37%), por ejemplo, son personas apasionadas de la tecnología a los que no les importa sacrificar la sencillez de los dispositivos si eso supone acceder a información y datos de interés; los “Informaníacos” (25%), usuarios que lo que más valoran de la tecnología es poder acceder a información que les permita vivir nuevas experiencias; los pragmáticos (22%) que son los que menos adoran la tecnología aunque valoran la ayuda que estos dispositivos les ofrecen para relacionarse con los demás y por último los “desconectados” (16%), usuarios que no sienten nada sobre la tecnología y valoran la simplicidad y sencillez de los productos.
La categoría más numerosa, los “entusiastas”, le dan mucha más importancia a los valores personales, es decir, “la marca representa lo que soy yo”. Están dispuestos a sacrificar la simplificación y facilidad de uso con el fin de tener un producto que les ofrezca lo que quieren. España es el tercer país con más usuarios de esta categoría después de China y EEUU.
Si hablamos de sexos, de los encuestados un 49% han sido hombres y un 51% mujeres.
En la categoría de entusiastas hay un 38% de hombres y un 36% de mujeres.Del estudio se desprende que los primeros prefieren en un 37% los smartphones frente al 33% de mujeres. Si hablamos de videojuegos la diferencia es mayor: un 26% de hombres frente al 16% de mujeres.
Vemos que no es posible establecer una diferenciación por sexos en términos generalistas, ya que los porcentajes varían en función del tipo de tecnología de la que estemos hablando. Esto nos permite afirmar que ese gap que existía hace unos años entre hombres y mujeres ha evolucionado bastante y que la tecnología ya no es algo masculino. La importancia de la marca, como una forma de expresar los valores del usuario, es importante para uno de cada cinco en el rango de edad de 18 a 34 años frente a un 12% de los mayores de 50.
Hasta ahora las marcas de tecnología han centrado principalmente sus mensajes en describir e informar al consumidor sobre las características propias del dispositivo, olvidándose de la parte experiencial y emocional que une al usuario con esos productos. Con estas cifras sobre la mesa surgen para las marcas de tecnología nuevos retos de comunicación donde la estrategia debería estar basada en la experiencia del consumidor con el producto y en la que la marca comparte los valores del usuario y representa lo que es la persona en si misma.
Ludi García es directora del área digital y de tecnología de Ketchum Pleon