La asociación Agencias de España ha nacido hace poco con la mejor intención: defender a las agencias de capital español frente a la invasión de las multinacionales, que tienden a obviar, orillar y aislar a las nacionales.

Falta hace, pero también hace falta aclarar antes de nada de qué y quién estamos hablando. Lo primero que hay que hacer para que esa defensa se entienda y atienda es definir muy bien cuáles son las agencias cien por cien españolas.
Hace unos días pude comprobar que esos periodistas tan enteraos que pueblan las tertulias radiofónicas no tienen ni noción sobre el particular. Creen que las multinacionales tienen socios españoles y no tienen ni idea de que los beneficios, si los hubiera, van a París, Londres o Cincinnati.

Los nombres y apellidos tienen mucha culpa de la confusión. Estoy convencido de que todo el mundo cree que Bassat Ogilvy es medio española, porque, como su propio nombre indica, parece que Luis Bassat tiene el 50% de las acciones y que nuestro publicitario más representativo sigue ahí haciendo campañas para el primero que entre por la puerta. No hará falta aclarar a los lectores que hablamos de una agencia de propiedad cien por cien británica.

Con Contrapunto pasa algo parecido. Muchos de sus clientes creerán que sigue siendo tan española como lo fue en sus orígenes y algunos esperarán ver por allí a Zamorano o a Mancebo y Lapeña, en cuerpo o al menos en alma.

Por el contrario, ¿quién va a tener claro que son españolas por los cuatro costados agencias que se llaman Shackleton, Dommo, Kitchen, Darwin,…?
En una reciente reunión de la asociación de referencia, al hablar de la contribución que podemos ofrecer a la construcción y difusión de la marca España, tuve la mala idea de pronosticar que, si algún día encargan esa campaña, se la darán a McCann.

Lo malo de pensar mal es que aciertas. O casi. La marca España ni ha elegido agencia ni se la espera, pero el Ministerio de Defensa, sí. Sí ha adjudicado su cuenta a McCann. Soldadito español, soldadito valiente. Valiente papel vamos a hacer las agencias españolas si las cosas marchan así.

Ya sé que McCann tiene tanto derecho a optar a cuentas públicas y privadas como la primera –de hecho es la 1ª--, pero no me digan que no tiene gracia, más bien ninguna, que nuestras armys las lleve la agencia mundial de la Coca-Cola.

Sorrell y Pérez
No pretendo que ser agencia española tenga prioridad –esto no es Francia-, pero que al menos no sea un demérito. Solo pretendo que no seamos tan papanatas de considerar mejor a una agencia porque el propietario se llame Sorrell, en lugar de Pérez, pongamos por caso.

Lo dicho: las agencias españolas no tienen Defensa ni muchos otros clientes públicos y privados que se envuelven en la bandera y nada más. Nada más