Locos andan los festivales de medio mundo cambiando sus reglas para intentar que no vuelvan a coincidir, como casi siempre últimamente, los miembros del jurado con los miembros del palmarés. Vamos, los que entregan con los que reciben. (Qué mal se pasa en una ceremonia en la que el presidente del jurado se da a sí mismo un oro. Todos lo recordáis, ¿verdad? Qué mal se pasa).

Yo, que ya lo había asumido, hoy leo que Cannes va a adoptar una nueva medida para intentar frenar, en lo que puedan, el reparto entre jurados, redes, países y continentes.

Una hora después, salta la organización de New York Festival diciendo que Cannes les ha copiado. Sí, también se copian entre ellos, no sólo nosotros.

(Qué mal se pasa en una ceremonia en la que premian una pieza que es igual a otra. Todos lo recordáis, ¿verdad? Que mal se pasa).

Para mi asombro leo que esta organización, la del New York Festival, presume de tener un super-sistema de control de truchos. Vamos, que no se les cuela ni uno en el libro. Ahí ya me quedo pegado. No sé que pensaréis vosotros, pero a mí siempre me costó encontrar algún anuncio real en el libro. Los habrá, no digo que no, pero escondidos.
Ahora, dice la organización del festival francés, o inglés pero en Francia, que, por lo menos en la categoría de Medios, van a utilizar un sistema doble (copiado del New York Festival o no) donde primero votan a lo bestia, algo así como 30 ó 40 jurados que elaboran una lista corta que, ahora sí, pasa a un jurado diferente integrado por siete sabios que otorgan los metales sin poder votar ningún trabajo de su agencia, su país o su red.

Yo he estado de jurado en ambos festivales y no vi las grietas para hacer trampas. No sé si hubiera hecho trampas, pero no pude ni planteármelo. No las vi yo, pero eso no significa que no las haya porque, obviamente, los palmarés resultantes coinciden bastante con los jurados, así que algo habrá.

En el New York Festival votas a lo burro, cantidades ingentes, al estilo del Ojo de Iberoamérica. Es imposible afinar y andar mirando país, red, amigos, enemigos, lengua común o religión compartida.
Por supuesto, si te suena una pieza española, pues para dentro, ¿qué vas a hacer? Supongo que eso es lo difícil, que te suene y que sepas que es española, porque.. bueno, lo de los truchos… que al final no sabes que es española porque no la has visto en esa pequeña revista de nicho, lógico.

Y en Cannes, pues he estado dos veces de jurado, en gráfica y radio, y tampoco es fácil. Pasar a la lista corta es tremendamente difícil y ahí parece que nada se puede hacer, aunque algunos me dicen que sí, que también hay posibilidades de influir en la lista corta. La verdad es que me parece difícil, pero hay verdaderos creativos especialistas en el mundo paralelo de los festivales y , otra verdad, cobran buenos sueldos por tener esa virtud. (Siempre he recomendado no centrarse en esta virtud sino en otras, pero en estos momentos de crisis, la verdad, me entran dudas).

Una vez que pasa a la lista corta, cambia la cosa. Sobre la mesa tienes la lista de los posibles leones, enfrente a los que los deciden contigo y en medio al presidente. Pero lo que pasa en Cannes nunca sale de Cannes, por darle algo de misterio.
Obviamente, el mejor sistema para saber la limpieza de un festival es poner a un lado la lista de jurados de la categoría, nombre, agencia y grupo. Al otro lado, los premios concedidos por ese jurado de la categoría. Y nada, a encontrar coincidencias. Bueno, es lo que hay. Tampoco hay que dramatizar. Ya te tocará de jurado.

Pero volvamos a Cannes; ¿de verdad creen que hay algún sistema que pueda evitar la sofisticada máquina festivalera de los grandes grupos? Y seamos críticos con todos y todo: ¿no es el propio festival el que decide qué países tienen más opciones, eligiendo más o menos miembros para el jurado de un país u otro? (Menos mal que en esto estamos bien representados por Consultores).

Ingenua inversión

Es absurdo intentar garantizar la objetividad en un mundo subjetivo. Eterno anhelo de los hombres. Es absurdo casi pretenderlo, pero es verdad que los

intereses cada vez son mayores y las argucias menos delicadas y respetuosas. No se cuida ni el disimulo.
Qué mal se pasa cuando, ante la duda, compruebas las coincidencias. Cuando piensas en toda la gente cuyo trabajo nunca tuvo oportunidad alguna al no estar representado. Cuando piensas en la ingenua inversión, dinero que podía haberse dedicado a mejores fines.

Pero seamos justos, cuando peor lo pasas, con diferencia, es cuando ves una gran idea que resplandece brillante, simple, pura y limpia. La ves, la descubres, se muestra ante ti tan obvia, tan cercana e inalcanzable. Era tan fácil… Esa idea la encuentras en los festivales, para eso existen. Su descubrimiento lo justifica todo. Quizá está en una esquina, o en el centro de todo. Pero te hablan Te dice que eres un burro, pero que puedes hacerlo mejor, el año que viene.


Que los festivales cambien las reglas, que los jurados asalten los palmarés, esa idea lo perdona todo.

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