Cuando hablamos de definir, establecer objetivos y ofrecer una experiencia de vídeo a los usuarios de dispositivos móviles, es necesario establecer categorías. Desde el lanzamiento del iPhone en 2007, del primer smartphone con Android en 2008 y del iPad en 2010, los editores de contenidos web se han enfrentado a una lenta transición de un mercado plagado de teléfonos móviles a otro en el que dominan los smartphones y las tabletas. Y a pesar de la evolución de estos últimos, muchos editores siguen esforzándose por mantener la paridad de contenidos y funciones disponibles para todas las plataformas móviles
Pero, ¿es ésta la estrategia adecuada en un entorno tan fragmentado, si atendemos a las características de cada plataforma móvil? Debemos aceptar que la fragmentación y, consecuentemente, la disparidad en el ecosistema móvil es un hecho con el que tenemos que convivir. Y por ello, los editores deben optimizar su experiencia de vídeo basándose en las capacidades de cada plataforma. Esto significa priorizar las características, la estrategia de contenido y el marketing para cada audiencia específica. Es decir, establecer categorías.
Las plataformas móviles, y las audiencias asociadas a cada una, deben ser vistas a través de una lente que permita establecer las distintas categorías de clientes y cuáles son los que tendrán más valor a largo plazo. De esta forma conseguirán determinar en qué plataformas/audiencias merece más la pena invertir. Atender a una determinada audiencia puede no ser prioritario para un editor so no puede monetizarla, medirla y ofrecerle contenidos de forma eficaz y eficiente. La tendencia más común en los últimos años ha sido la de utilizar un “mínimo común denominador” para implementar la estrategia de vídeo para todas las plataformas, con las siguientes características:
• Codificar el vídeo en un formato compatible para todos, pero sin que tenga habitualmente el bit-rate, formato, protocolo o códecs más adecuados.
• Insertar estáticamente anuncios antes, durante y después de la reproducción, a nivel de servidor, haciendo fácil que el usuario se los salte.
• Sindicar contenido a través de URLs en lugar de ofrecer experiencias de vídeo monetizables, medibles y ligadas a la marca.
• Ofrecer contenido de vídeo premium de larga duración a través de la descarga progresiva.
A pesar de ello, las necesidades de los editores han evolucionado más rápido que las características de la mayoría de plataformas móviles. Los requisitos mínimos incluyen normalmente streaming de vídeo bajo demanta a diferentes bit-rates, emisiones en directo, protección de contenidos (encriptación, DRM…), autorización de usuarios (TV Everywhere), reproducción contextual consistente de la publicidad y medición.
Según esto, los editores deberían segregar sus audiencias móviles basándose en las características y capacidades de la plataforma, y en la adopción de la misma. Por sus características, evaluar las plataformas según el soporte para aplicaciones nativas y HTML5 (web móvil). Atendiendo a la adopción, debe tenerse en cuenta su base actual de usuarios y el potencial de crecimiento que tienen.
¿Y cuál es la mejor opción? En esencia, sólo pueden quedar una, o quizás dos. No debería sorprender a nadie que iOS sea la primera opción. Basándose en las expectativas del consumidor sobre iOS (y su madurez como ecosistema de apps desde las perspectivas de desarrolladores, editores y usuarios) y en el crecimiento potencial de Android (a pesar de la fragmentación de su escena), las estrategias de vídeo para dispositivos móviles no serán eficaces sin contar con estas dos piezas fundamentales de las aplicaciones nativas.
Todo lo demás debería ser considerado bajo la óptica del nivel de expectación, tanto si se reduce la audiencia debido a la evolución de la plataforma (como pasa con Android 2.x), el final previsible de una plataforma (como el caso de Blackberry), o la llegada de un nuevo actor (como sucede con Windows 8). A pesar de los miles de millones de dólares invertidos en publicidad por Windows 8, su adopción ha sido baja, y sólo el tiempo dirá si llega a la población en general (o si dominará principalmente en ámbitos corporativos) y si la plataforma se abre a HLS (como la Xbox, después de un amplio retraso) o a DASH.
Hasta entonces, los editores necesitarán tomar la dura e inteligente decisión de establecer categorías. La paridad no existe hoy en día en el ámbito de las plataformas móviles, y para contentar a los usuarios, los editores tendrán que aprovechar las plataformas que ofrezcan un ecosistema con las mejores funciones y las más maduras, en lugar de quedarse en establecer un mínimo común para todas. iOS es la mayor apuesta. Android no le va a la zaga. Y el teléfono está muerto. Larga vida a las tabletas.
Por Albert Lai, CTO Media & Broadcast Solutions de Brightcove