Dice nuestro Gobierno que ya salimos de ésta. Como lo ha dicho varias veces en cinco años (éste y el anterior) sin que dejásemos de caer, cabe poner en duda tal aserto. Nos hablan de indicadores que mejoran pero no citan cuáles y si los citan resulta que lo que hacen no es subir, sino bajar menos. Cualquier cosa vale para sembrar esperanza.
Y si el Gobierno puede hablar sin datos, yo también tengo derecho a hacerlo y proclamo que estamos entrando de nuevo en la edad del trueque. A falta de dinero, las empresas, especialmente de servicios, están enfrascadas en una vorágine de intercambios de actividades sin dinero por medio. Y lo sé bien porque los medios de comunicación somos componente obligado en todas estas salsas. No pasa un mes sin que recibamos entre tres y cuatro ofertas de colaboración, en la inmensa mayoría de las ocasiones sin siquiera un horizonte de ingresos compartidos. Uno pone una cosa, otro pone otra y nadie gana nada. Es interesante, mantiene la tensión e incluso puede que sea divertido, pero no lleva muy lejos. Me pregunto —en serio, no tengo ni idea— si estas cosas cuentan para el PIB. Me imagino que si hay un intercambio de facturas, aunque la suma sea cero, claro que computan, por un lado y por el otro. Así, que detrás de todo esto hay otra mala noticia: en realidad el PIB sería más bajo si quitásemos todas las actividades improductivas que intercambiamos las pymes de servicios.
Quizás ha llegado el momento de que lo organicemos de otra manera: que al menos alguna de las partes gane algo de dinero y si es posible, las dos. No soy un pesetero, de hecho dedico muchas horas al mes a asuntos completamente ruinosos por definición, como asociaciones, editoriales sin ánimo de lucro o proyectos de crowdfounding pero, como la mayoría de la gente, no puedo pagar al frutero con una noticia, un eslogan o un documento de posicionamiento estratégico. Al menos no más de una vez. Me salen como mucho tres compras. Así que, desde aquí abogo por que empecemos a darle un giro a esto del trueque entre compañías. Sigamos con él, sí, pero demos un pasito más adelante y busquemos objetivos que dejen cash en nuestras empresas, que para eso están constituidas.
David Torrejón es director editorial de Publicaciones Profesionales