Sin duda, nuestras vidas digitales son cada vez más complejas. Dedicamos más de dos horas diarias a los dispositivos conectados, y durante el 46% de este tiempo utilizamos dos o tres dispositivos a la vez. Además, consumimos los contenidos de diversas formas, utilizando múltiples dispositivos a la vez para complementar nuestras experiencias visuales.
En este contexto audiovisual, es más importante que nunca compartir los contenidos relevantes con los usuarios en el momento preciso y en el lugar adecuado, algo que está llevando a los medios de comunicación a investigar minuciosamente cómo pueden mejorar y simplificar las experiencias de usuario. Por eso, la próxima evolución en el vídeo será sin duda la llegada de la televisión personal, el concepto de experiencias como “Me TV", que ofrece una programación individual, optimizada para la pantalla, el horario y la localización de cada espectador.
Y el soporte que permite la decisión sobre los contenidos personalizados se encuentra en la arquitectura que hace posible “Me TV”: los datos.
Extraer datos para la programación personal
La inteligencia del espectador y las estadísticas de usuario serán el equivalente a la difusión de la próxima generación de experiencias de televisión personalizadas, que ya están construyendo compañías como Netflix gracias a la acumulación de datos detallados de sus suscriptores.
A los espectadores les interesa obtener el contenido de alta calidad que se les antoja, en función de sus gustos personales y con independencia de la fuente o el canal. Por lo tanto, la mejora de las verdaderas experiencias “de sofá” pasará por que la programación trate todo el contenido de vídeo como emitido en directo (para el espectador), con independencia de si está grabado o de si es realmente contenido en vivo. Veremos una aproximación más agnóstica a la fuente del contenido, ya que se eliminan los límites tradicionales entre las emisiones en directo y los anuncios.
Para hacer posible esa programación personalizada será esencial tener la posibilidad de extraer valor de los complejos conjuntos de datos que puede desbloquear la nube. Datos que sobrepasan ampliamente los ofrecidos por las guías electrónicas de programación (EPGs) y el inventario de contenidos básico. Los medios de comunicación necesitarán usar un enfoque “big data” en sus operaciones, tal y como está empezando a hacer la industria de medición de audiencias televisivas (Nielsen, por ejemplo, está empezando a explotar el “big data” para medir cómo se ve la TV en aplicaciones móviles y en otro tipo de formatos digitales).
Y así, podemos esperar que editoriales y medios incrementen la programación personalizada usando información de partida sobre el contexto en el que el usuario ve los contenidos, desde su localización al dispositivo, el tamaño y el tipo de pantalla que utiliza. Es más, si el usuario se lo permite, cuentan con la posibilidad de mejorar más esta experiencia agregando las preferencias de usuario basadas en el análisis de la información que han compartido, ya sea desde la API de Netflix o desde la API de Facebook Graph.
Programación dinámica significa nuevas oportunidades de llegar al usuario
Dado que los consumidores siguen demandando una mayor posibilidad de elección y más libertad a la hora de ver la televisión, no hay duda de que las experiencias personalizadas definirán el futuro de las experiencias de TV. Pero el concepto de un único canal para cada usuario se opone al modelo tradicional del mundo del entretenimiento. Mientras que la parte técnica del puzzle de “Me TV” ya existe, en su mayor parte, para los editores de contenidos, el modelo de la programación personaliza, “de sofá”, pone a los editores ante el reto directo de rechazar, refrescar o revisar completamente sus estrategias de contenido y de monetización, y no es poca cosa. El éxito dependerá de la medición efectiva del consumo de vídeo para estimar la atracción que genera el contenido, su popularidad y su relevancia.
Es clave que las editoriales y los medios se aferren a esta oportunidad única de interactuar selectivamente con el espectador. De hecho, es un modelo que posibilita a los medios tomar un mayor control sobre cómo tratar la publicidad y la promoción. El modelo de programación dinámica, por ejemplo, permite contenido de diferente duración. ¿Y qué significa esto? Pues que los medios no solo pueden insertar anuncios entre el contenido, o en determinados espacios dentro del programa, sino que pueden ajustar la frecuencia, duración y posición del anuncio a lo largo de toda la experiencia de vídeo.
Datos de usuario más precisos no solo permiten anuncios más relevantes y segmentados, sino que también presentan a los medios la oportunidad de interactuar más significativamente con los usuarios. Si un medio puede detectar, por ejemplo, que un usuario ha cambiado del PC al móvil para ver un vídeo, tendrá la capacidad de ofrecerle a ese usuario programación específica para consumo móvil (de menor duración, por ejemplo, o incluso optimizada para conexiones 3G).
En definitiva, las editoriales y medios de comunicación deben darse cuenta de que la televisión personal ofrece una oportunidad única para maximizar sus principales fortalezas – buen contenido y su gestión inteligente – mientras se enriquece la relación con el usuario y se satisfacen las necesidades individuales del espectador.
Por Albert Lai, CTO de Soluciones de Medios y Broadcast de Brightcove