La gran feria anual de la electrónica, el CES de Las Vegas, se cierra cada año con predicciones de los expertos sobre qué nuevas ofertas e ideas triunfarán y cuáles se hundirán en el polvo del olvido.

Este año lo más comentado son los televisores de ultra alta definición (y ultra precio), ya sea con pantallas curvadas, planas, 4K o incluso 8K (ocho veces más definición que la HD normal). A este paso, pronto estaremos en disposición no sólo de apreciar cada mínima arruga facial de un famoso, sino los ácaros y bacterias que deambulan por ellas.

También ocupó mucho espacio la apertura de los automóviles a la conectividad. Los jóvenes se están desenganchando del automóvil en la misma medida en que dedican más horas de su vida a vivir virtualmente. Pero, sin duda, el campo más apasionante es el del hogar conectado, mezclado con el internet de las cosas, la ropa y los complementos conectados. Y en este asunto es difícil hacer predicciones porque está todo en pañales. La conexión de prácticamente cualquier cosa que tenemos en el hogar con nuestro cuerpo, de forma consciente o programada, dará lugar en el futuro a ideas que, estoy seguro, van a cambiar nuestra vida. Google Glass, relojes inteligentes, sensores biométricos que van a auscultar nuestro estado emocional. Muchos de estos nuevos usos nos llevarán a ser más vulnerables. Dejaremos de saber cómo hacer la compra, vigilarán nuestro consumo de medicamentos, nos elegirán el programa de la tele que por nuestra historia y nuestro estado emocional nos va a gustar o nos conviene, se nos propondrá una cita amorosa a ciegas. Estas son cosas que se me ocurren hasta a mí, así que hay que esperar miles de combinaciones y de, entre todas, quijnce o veinte que nos cambiarán la vida.

David Torrejón, director editorial de Publicaciones Profesionales