Como decía uno de mis referentes en el campo de la filosofía y las ciencias humanísticas aplicadas, José Álvarez, Juncal: “Búfalo, las prisas son pa’ los ladrones y pa’ los malos toreros”.

Pues resulta que la revista Fast Company está celebrando su vigésimo aniversario y se les ha ocurrido la original idea de sacar uno de esos gratos listados de cosas que asolan el internet. Después de haber aplicado sin éxito personal las enseñanzas de 14 Bebidas Gaseosas Azucaradas Que TeHarán Perder 20 Kilos En Una Semana o 9 Calvos Que AhoraSon Más Atractivos Que Cuando Tenían Pelo reconozco que, cuando pulsé el link de Twenty Predictions For The NextTwenty Years, lo hice sin tenerlas todas conmigo. Soy anti-listas total, pero les reconozco que no pude evadir la majestuosidad rappelística del titular.

Ésta es la primera predicción: “Speed Will Triumph”. Transcribo: “Constant iteration and redefinition are centralfeatures at business from Amazon to Google to Netflix, andEVERY INDUSTRY IS NOW REQUIRED TO EMBRACE THATPACE”. O sea, que hasta para redactar trípticos va a haber que ir a toda leche.

Y entonces, ¿a quién van a hacer caso ustedes? ¿A una revista que vende 800.000 ejemplares al mes y que ha sido elegida Revista del Año un montón de veces? ¿O a un torero de ficción que cada vez que pasaba por La Maestranza se quitaba el sombrero y exclamaba “¡Buenos días, reina mía!”? Evidentemente, la tendencia racional es alinearse a muerte con Juncal. Sin embargo, me atrevo a afirmar que solo tiene razón en un 20% de los casos. Pero ese 20% hay que protegerlo. Y no podemos aplicar las mismas reglas velocísticas que al 80% restante. No puede ser que, de un modo continuado, la velocidad, el sacar el curro, sea un factor que prime por encima de la calidad.

Lo cierto es que la velocidad es un factor muy apreciado ahora mismo por el sector que maneja nuestro cotarro. Estoy de acuerdo en que todo se puede hacer más rápido de lo que se hacía antes, pero tengo verdaderos problemas en acatar la dictadura de las time-sheet.

Y es un contrasentido porque, aunque nos gustaría una tregua en los timings, en nuestra vida personal vivimos enfast-forward. Pero es que parece que no te queda otro remedio. Si no has visto el último meme que salió hace 10 minutos, eres un loser. Si no has mirado Twitter/Instagram/ Facebook mientras estás leyendo esta columna, estás perdiendo el tiempo. Ese aviso de entrada de e-mail con una oferta de Groupon para comer un cochinillo en Segovia, hay que abrirlo inmediatamente.

Es agotador.

El proceso creativo debería ser todo lo contrario: un remanso de paz en el que abstraerse y discutir ideas hasta llegar a conseguir lo que viene siendo un campañón. Dentro de unos límites, evidentemente. Pero todos los que jugamos a esto sabemos que, cada vez más, la presión es mayor, los timings son más cortos y los remansos de paz hace largo tiempo que desaparecieron.

De su padre y de su madre

Para mí, lo importante es la velocidad relativa. Medir lo rápido y bien que haces las cosas con respecto al tipo de proyecto, al problema a resolver. Cada uno de su padre y de su madre. La velocidad no puede ser un valor en términos absolutos.

O igual es que la velocidad es realmente lo único importante y he escrito esta columna en modo rabioso porque en algún momento de mi vida fui un lateral derecho que subía la banda a velocidades chendísticas y ahora soy un luchador de sumo al que le están montando un partido-homenaje.