El marketing de las empresas está en constante evolución, y cada vez requiere más tiempo y atención a cada detalle para entontrar la manera más sensible y delicada de llegar al cliente. Ahí entran en juego las cartas de la emoción, la magia, el recuerdo… Resulta fundamental impactar en la decisión de compra, acercarse al consumidor, y cuidar la experiencia del producto o servicio. Toda esa baraja, se reparte entre las claves del marketing olfativo.

El marketing olfativo se trabaja, principalmente, con la aromatización de espacios físicos, siendo un valor diferencial para las marcas, que buscan potenciar y mejorar la sensación de compra. Dentro de esa aromatización, el protagonista es el perfume. Ambos componentes: aromatización y perfume, suman la perfecta combinación para un marketing olfativo exitoso. Pero -en mayúsculas, subrayando y marcando en negrita- la importancia que tiene una fragancia bien trabajada, bien llevada al concepto de una marca, a los valores, y a los objetivos de una compañía.

Sea cual sea el negocio, el quid es guiar a las marcas hacia notas olfativas que conjuguen a la perfección con su esencia. Para ello, se define un briefing de la compañía, donde se tengan en cuenta: valores, objetivos, historia, estilo, línea corporativa, imágenes, diseño y decoración de establecimientos, redes sociales… La suma de todos estos puntos, permiten el estudio de notas olfativas, asociar conceptos a materias primas, que dan como resultado un muestrario de fragancias para presentar al cliente.

Algunos conceptos que van ligados en perfumería, a la hora de valorar un briefing y presentar muestras:

  • Energía, vitalidad, color, público joven: cítricos, flores blancas, especias y notas más chispeantes y picantes.
  • Ternura, suavidad, público más infantil: talco, empolvado, rosa o flor delicada, algodonado, almizcle o ámbar.
  • Lujo, sofisticado, elegante, público más adulto: madera, ámbar, vainilla, cuero o té blanco.

Todo aquel que entra en un lugar y respira un perfume, se percata y lo percibe como algo positivo. El cerebro activa una parte sensible y sentimental, que permite fusionar ese olor a un momento, a un lugar, a una persona… Y no hay nada más potente que el sentido del olfato asociado a situaciones y recuerdos.

El poder del marketing olfativo en las personas es elevadísimo. Las marcas estudian el comportamiento de sus clientes en puntos de venta físicos aromatizados, y se presentan varios escenarios en el consumidor:

  • Permanece más tiempo: más posibilidades de compra.
  • Demanda del perfume: piden comprar ese mismo olor para consumo personal (hogar, corporal…). De esta manera, nace una nueva línea de negocio: producto personalizado con el perfume (home spray, mikado, velas, mini formatos…).
  • Fidelización: el perfume hace que el cliente desee regresar y disfrutar de la experiencia olfativa.
  • Asociación de olor a una marca: este resultado es, sin duda, el objetivo principal y el deseo de todas las empresas. Conseguir que una persona recuerde a una marca por el olor.

Además, el marketing olfativo y como lo trabajamos en Dejavu Brands, va más allá. No solo se vive la aromatización física, sino que trasladamos al ecommerce, para que el cliente reciba su compra con un packaging perfumado. De esta manera, la marca respira su esencia allá donde vaya.

Igual que cuidamos el logo, el packaging, la imagen y diseño, los materiales y tejidos, las redes sociales… así lo deben hacer con el olor o 'marca 'olfativa'. Una identidad olfativa multiplica las emociones.

El marketing olfativo es, además, muy agradecido. Ya que puede llegar a todo tipo de sectores, y cualquier espacio es susceptible de ser aromatizado. Desde hoteles, restaurantes, centros comerciales, farmacias, clínicas, tiendas, tanatorios, medios de transporte, eventos…