Las señales de una grave crisis económica se han estado sintiendo a lo largo del 2008, pero todos los analistas han reconocido unánimemente al año 2009 como la culminación del fin de ciclo expansivo de los últimos años y el comienzo de una nueva era de debilitamiento económico. Y el resto son ya conjeturas, nadie parece predecir con seguridad cual será el año para encarar la recuperación, lo que crea un escenario de incertidumbre económica especialmente imprevisto.
La generación Internet ya vivió su particular “fin de fiesta”, allá por el 2000, cuando vivió el famosísimo pinchazo de las puntocom, empresas vinculadas al nuevo sector de Internet cuya combinación del aumento bestial del precio de sus acciones y una gran disponibilidad de capital de riesgo sumió en una larga recesión al sector. Esto sería la descripción macroeconómica del fenómeno, pero todos recordamos sus efectos reales: empresas sobrevaloradas, plantillas hinchadas, presupuestos desmedidos y la sensación de que cualquiera que abriera una empresa cuyo modelo de negocio fuera Internet sería millonario al instante sin más business plan que una serie de líneas escritas en una servilleta de papel. Después de haber pasado su propia travesía en el desierto, el sector ha crecido estos años de manera constante basándose en la demanda real de sus servicios y en la sensatez de modelos de negocio mucho más apegados a la realidad que han puesto de manifiesto que la apuesta económica en Internet, aplicada de modo riguroso y preciso, puede ser absolutamente rentable, demostrando ser un ejemplo de que se puede partir de una grave crisis para crear un sector con unas esplendidas perspectivas de futuro.Por ello siempre hay gurús que dicen que un periodo de crisis es a la vez un periodo de oportunidades y es que este 2009 se puede convertir en un interesante laboratorio de ideas para apostar por la imaginación y el riesgo. Y ahí entra de nuevo en juego Internet. Información gratuita, servicios más baratos, eliminación de intermediarios y costes, Internet es una mina para la práctica del consumo inteligente. Desde contratar el alquiler de un coche a buen precio hasta consultar los servicios de un seguro online, hacerse con un carrito de bebé con un buen descuento o conseguir tramitar el alquiler de tu vivienda, la comodidad de no moverse del sillón de casa y rastrear en un gran mercado con sólo mover el ratón, hace que las compañías online puedan resistir mucho mejor esta crisis económica.Hasta aquí, todo perfecto. Pero no todo es de color de rosa. Según los datos publicados por Eurostat, la Oficina Estadística de la Comunidad Europea, a España le queda mucho camino por recorrer en lo que a acceso a Internet se refiere: no se encuentra ni en la mitad de la tabla en acceso a Internet en Europa y se sitúa en el puesto número 12, al mismo nivel que Lituania. Tan sólo el 51% de los hogares españoles cuenta con acceso a Internet, mientras que la media de la Unión Europea se sitúa en el 60%, confirmando los datos la apatía de muchos ciudadanos por las tecnologías digitales ya que esa otra mitad sin acceso a Internet en el hogar confiesan no necesitarlo. Y es que este desinterés de los ciudadanos no es casual, su origen viene precedido por la falta de educación digital proveniente de la nula iniciativa de todas las instituciones públicas a lo largo de este prolongado boom económico. Estos últimos años, la economía ha funcionado en base a ser más una economía especulativa que real, reiterando el error de continuar teniendo como motor el ladrillo y el turismo, y como consecuencia de ello, ha creado una red de modelos de negocio excesivamente rígidos en épocas como esta, lastrando la innovación y el carácter verdaderamente emprendedor y dejando de lado el territorio digital, más pendiente del trabajo presente y de promesas de revalorización más futuras. Además hay que llamar la atención sobre la todavía insuficiente oferta de los principales proveedores de red de banda ancha o el desmedido coste del servicio de Internet en España que nos convierte en el ADSL más caro de Europa, por encima de países a priori económicamente más potentes como Alemania, Francia o Italia. Si atendemos a la estructura de la empresa media española, los departamentos de marketing online y sus presupuestos siguen siendo marginales con respecto a los de offline, su publicidad todavía sigue apostando por formatos offline anticuados y obsoletos retraídos por la novedad que la tecnología en Internet puede aportarles y la formación online del personal si descontamos el correo electrónico y la navegación web sencilla todavía tiene enormes lagunas.Es por ello que el Internet patrio debe dejar de darse palmaditas en la espalda y ser más crítico con su evolución real, ya que todavía hay mucho camino que recorrer y mucho que mejorar en formación e innovación apostando por nuevos negocios tecnológicamente más abiertos y más creativos, adaptándose a nuevas necesidades por cubrir y a nuevos retos que la sociedad de la información demanda. ¿Será el 2009, el año de la crisis, el año de Internet?Jose G. Pertierra Director de Arte de Clicknaranja