El hippy, ese ser a medio camino entre el flower power y los viajes de ácido, ha sido sin duda el personaje publicitario del 2009. Hemos tenidos hippies veganos para Campofrío (McCann) hippies trascendentalistas para Vodafone (Tapsa) y hippies caraduras para Canal + (Contrapunto). Aunque quizás la recuperación del hippie se inició con un divertido anuncio del Salón Inmobiliario de Madrid (El Laboratorio) de hace un tiempo. ¿A qué se debe este encumbramiento publicitario del hippy?
¿Hicieron algún tipo de estudio los planners o creativos de esas agencias para llegar a la conclusión de que los hippies están de moda? No sabría decirlo, pero no deja de ser sorprendente, y hasta paradójico. Que sea la publicidad la que rescate del olvido a los máximos exponentes históricos del anti consumismo tiene bastante gracia. Estamos, creo, en la era de Acuario, pero no me parece razón suficiente para esta eclosión. Tampoco creo que se trate de recuperar viejos tiempos porque, en aquel entonces, cuando unos iban a San Francisco con flores en el pelo, aquí estábamos amenizados por la dictadura y lo último que se nos ocurría era ponerle una margarita en la porra a un antidisturbios. Así que nos resulta imposible imaginarnos cómo los jóvenes de ahora consideran a estos seres representados publicitariamente por sus aristas más amables: amor por la naturaleza, estilo alternativo, amor libre, libertad y anti convencionalismo. Y es que también tenemos presentes la otra cara del gremlin: drogas, marginalidad, miseria…
Como le tengo mucho respeto a la intuición de los creativos creo, en cualquier caso, que no es casual. Globalización, cambio climático, debacle económica, sostenibilidad…muchos conceptos posmodernistas nos están llevando hacia esa costa que habitaron los hippies, aunque llegaron a ella empujados por otros vientos. También tenemos nuestro Vietnam –Afganistán--, nuestra amenaza perenne, que ahora es el radicalismo islámico y no la guerra nuclear, nuestra lucha por los derechos civiles –Guantánamo--…No me extrañaría nada si se lanzase una aplicación para móvil con la que enviar flores y poemas de Walt Whitman de un teléfono a otro. El caso es que los hippies están de vuelta, de momento en la publicidad. Démosle tiempo al cambio climático y la crisis energética y quizás nos veamos montando comunas. Eso sí, con el Plus en el salón.
David Torrejón, director editorial de Publicaciones Profesionales