La resaca de la victoria española en el Campeonato del Mundo de Fútbol va a ser materia informativa y especulativa para muchos meses y sin duda también en la arena del marketing: rentabilidad de patrocinio, problemas con promociones, estimaciones de crecimiento en el PIB, etcétera.

Dentro de esa corriente parece interesante detenerse un momento en comentar lo que tiene de oportunidad esta situación para las marcas y para la imagen del país. El punto de partida no admite discusión: España va a estar durante un tiempo, no sabemos cuánto, en la mirada e incluso en los corazones de cientos de millones de consumidores de todo el mundo. Millones de consumidores para los que todo lo que tenga que ver con España va a tener un significado añadido y por fin positivo. Y todos sabemos que las decisiones de compra se toman muchas veces por percepciones y sentimientos, sobre todo si hay igualdad de precio y prestaciones de producto.

Esta situación puede beneficiar tanto a marcas comerciales españolas que venden fuera, como, lógicamente al país en su conjunto como oferta turística y de negocios. Pero también ¿por qué no? podría establecer una corriente positiva en el consumo interno que levante esa tan negativa perspectiva del consumidor español que han detectado las últimas encuestas.

Pero, sacar partido a esta situación requiere algo más que hacer encuestas. Requiere adoptar una posición proactiva por parte de los responsables de marketing. Si se estuvo tan rápido en retirar presupuestos para no remar contracorriente en un momento de recesión, llega el momento de ser igualmente ágiles a la hora de revisar al alza esos presupuestos. Es verdad que hay que ver los datos de comportamiento de la demanda, pero también que, si ésta es positiva, los procedimientos tienen que estar preparados y engrasados para tomar la decisión en el menor tiempo posible. Tanto por subirse cuanto antes en la ola alcista, como por no hacerlo más tarde que el competidor.

Y otro tanto se puede decir de la Administración. Sería una pena que se desaprovechase esta magnífica oportunidad por las rigideces impuestas por la política presupuestaria y de la que las acciones de comunicación suelen ser, injustamente, las primeras damnificadas. Si en algún momento un euro invertido en comunicación del país puede tener un rendimiento extraordinario, ése es éste momento.

Gracias a unos chicos vestidos de rojo que han asombrado al mundo, marcas comerciales y la marca España tienen la oportunidad de hacer un gran post Mundial que genere negocio y puestos de trabajo. Porque, además de ganar, lo han hecho proyectando una imagen tan positiva que no habría podido ni imaginarla el más utópico planificador estratégico del mercado. Una imagen a la que estamos obligados a sacar partido. Se lo debemos y nos lo debemos.