Con la muerte de cada rey, las sociedades despedían al difunto al mismo tiempo que celebraban la llegada de un nuevo rey: “Le Roi es mort, vive le Roi” o “El Rey ha muerto, viva el Rey”. En el 2017, la televisión ha muerto como líder publicitario global, pasando a segundo lugar detrás de los medios digitales, de acuerdo a IPG Mediabrands. ¿Podríamos celebrar la llegada de una nueva televisión? No creo que la televisión vuelva a tomar el liderazgo publicitario, de hecho perderá cada vez más cuota de mercado. Sin embargo, puede sobrevivir e incluso crecer.

Recientemente, comiendo en una 'brasserie' del centro de Washington DC, me encontré con dos amigas que venían de comprarse dos elegantes Batistas. “Son para la boda,” me comenta una de ellas. “¿Quién se casa?” pregunté yo con toda ingenuidad. “¡Harry y Meghan, tio!”. Estas dos amigas, profesionales de algo menos de 40 años, se iban a reunir el sábado a las 6:00 hora local para ver la boda real del año.Hasta se compraron ropa para el evento. Y desde luego no serían las únicas. Según datos de Nielsen, fueron unos 29,2 millones de personas que se pegaron a sus pantallas televisivas en EEUU para compartir el momento. Para poner un poco de perspectiva, la boda del príncipe William en el 2011 reunió a 22,4 millones de televidentes y la de Charles y Diana llegó a 17,6 millones en 1981. ¿Y qué pasó en las redes sociales? No llegaron a 7 millones el total de interacciones globales en Facebook y Twitter combinadas.

En un mundo de Netflix, Apple TV, Amazon Prime y 'streaming', no pude evitar que me llamara la atención la cantidad de gente que se preparaba con gran anticipación para ver el evento en… ¡televisión! Dentro de nada comenzará el Mundial de Fútbol de Rusia. Vamos a ver dónde lo ven. Pero si es alguna indicación, la FIFA muestra que la final Alemania-Argentina de 2014 fue vista por 695 millones de hogares o un 12% más que la del 2010.

A la hora de ver películas, series, el tiempo o las noticias, los medios digitales siguen ganando territorio sobre la televisión. Pero en lo que a eventos en vivo se refiere, la televisión sigue siendo el medio dominante.

La industria de la música descubrió esto hace unos años.

En la época pre-iPod y pre-Spotify, los conciertos en vivo eran una herramienta promocional para generar ventas de música – discos o CDs-. Hoy en día, las ventas de música en el formato que se les ocurra son escalofriantemente bajas. El dinero está en las giras y festivales, que continúan creciendo, desde Coachella hasta Glastonbury o el Primavera Sound, o en las mega-giras de Guns’n’Roses, Justin Bieber o Adele. Las diez giras más exitosas del 2017 generaron unos 800 millones de dólares en venta de 'tickets'.

Los nuevos medios, desde Netflix hasta Amazon, están produciendo contenidos de igual o superior calidad que las cadenas televisivas, fichando a actores y directores de Hollywood. Los modelos de negocio son por suscripción, no publicidad. En mi opinión, las televisiones no podrán ganar esta batalla, con costes de producción crecientes e ingresos publicitarios a la baja.

La batalla que deberán elegir es la de los contenidos en vivo: deportes, entrega de premios, eventos especiales.

Contenidos cuyo valor reside en la naturaleza del efecto en vivo; de poco nos sirve ver un Madrid-Barça una vez que conocemos el resultado. Pero los contenidos en vivo actuales no son suficientes para cubrir las parrillas y es aquí donde la televisión tendrá que innovar para sobrevivir, en desarrollar nuevos contenidos y formatos en directo.

La televisión ha muerto, viva la televisión. ¡En vivo!

Carlos Tribiño