Recuerdo un chiste gráfico de La Codorniz en el que un padre feo como un ogro le pregunta a su aterrorizado hijo: “¿A quién prefieres, a tu padre o a un enano que te picha con un alfiler?”.

La Codorniz cumpliría hoy 71 años y, siendo como fue un epítome del humor blanco y surrealista, si hubiera publicado ayer ese chiste, hoy habría recibido quejas furibundas de la asociación de padres feos y separados, de las asociaciones de discapacitados y de las defensoras de la infancia. En otro de mis favoritos, de Tono, creo, un matrimonio le pregunta a una señora que pasea muy ufana un carrito de bebés que lleva dos cosas dentro, bulbosas e idénticas: “¿Son niños?”. Y la señora responde: “No. El de la derecha es una patata”. Tal como estamos, también habría recibido la reprimenda de alguna asociación contra el machismo lingüístico, por no preguntar de forma políticamente correcta “¿Son niña y niño o viceversa?”. ¿Exagero?

En los últimos meses se ha retirado un anuncio de Leche Asturiana porque no se podía transmitir que en Asturias llueve mucho, como todo el mundo ignora. También un anuncio de Groupama en el que Pepe Reina aparenta estar en problemas con una tribu caníbal, representada por un jefe gordo y con todo el aspecto de haber nacido en Algete (es un decir). Contra ella se movilizó una ONG inglesa que trabaja con África. Raro que no lo hicieran las que trabajan con gordos. Y podría poner más casos recientes.

Afortunadamente para mí, sólo formo parte del único grupo del que la publicidad puede reírse impunemente: profesional masculino de cuello blanco, maduro y padre de familia. Quizás podría formar parte también del de gafotas, pero creo que tampoco existe. Así que tendrán que creerme si les digo que si fuera gordo, bajito, caníbal o ganadero asturiano, estaría bastante cabreado con mis supuestas defensoras. Una de las peores cosas que se pueden decir de una persona, en mi opinión, es que no tiene sentido del humor. El humor es el signo más evidente de la inteligencia. Y el buen humor empieza por no tomarse uno demasiado en serio. ¿No resulta ofensivo que un tercero defienda públicamente que careces de él? Habrá que tomárselo con humor.

David Torrejón es director editorial de Publicaciones Profesionales