Transformación digital. Estas dos palabras están presentes de manera constante en toda empresa adaptada a los tiempos que corren o que no quiera quedarse atrás. Nuestro país es aún un mercado poco maduro en lo que a digitalización se refiere, pero se empiezan a esbozar algunos cambios y, sobre todo, concienciación en la importancia de la transformación digital en la empresa.
El proceso de digitalización de una compañía debe llevarse a cabo desde todos los empleados y debe estar liderado por el CEO o una cúpula directiva con una mentalidad diferente, una mentalidad que debe ser capaz de trasladar a sus trabajadores. La tecnología es una parte muy importante y vital de la digitalización, sí: fomenta la innovación y hace avanzar a las organizaciones. Pero esto no es suficiente ni es el único factor a tener en cuenta. El cambio en la cultura de empresa debe ser radical y todas las capas y estratos deben empaparse de ella.
La captación de talento con ADN digital en combinación con la experiencia de los profesionales con mayor trayectoria es crucial para el éxito de una empresa que busque salir airosa en el proceso de transformación digital. Este talento digital es el impulsor del cambio y es por ello que las empresas deben cuidarlo y fomentar su desarrollo para ser capaces de retenerlo. Las nuevas generaciones buscan una forma distinta de trabajar. Un lugar de trabajo flexible, abierto al diálogo, que se adapte a sus necesidades y en el que se tengan en cuenta sus ideas: una empresa de personas. ¿No es esto, acaso, lo que los clientes de hoy demandan de las empresas?
El consumidor de hoy pide que se atiendan sus necesidades y se tenga en cuenta su opinión y sus sugerencias. Busca un trato único y una solución rápida para sus problemas. Las empresas que acometan un proceso profundo de digitalización no deben olvidar jamás el objetivo final: el usuario. Todo cambio que se realice debe ir orientado a lo que luego recibirá nuestro potencial consumidor. Todas las decisiones que tomemos desde dentro en el proceso de transformación digital se reflejarán en nuestro trabajo y, por consiguiente, en la satisfacción del usuario.
Debemos abordar el proceso de transformación digital igual que tratamos a nuestro cliente: con mimo, dedicación, adaptabilidad, mente abierta al cambio y teniendo en cuenta la importancia de los detalles. La filosofía 'customer centric' debe ser la base sobre la que trabajar en la empresa. Este cambio de mentalidad combinado con innovación y sabiendo exprimir al máximo las ventajas de la tecnología es lo que da como resultado una empresa adaptada y un cliente satisfecho.
El usuario de hoy va por delante de las empresas. Está permanentemente conectado a través de varios dispositivos y, ante tantas posibilidades, es infiel y siempre busca la diferencia. Por lo tanto la empresa de hoy debe ser capaz de aprovechar la tecnología que hace posible el análisis de datos para conocer bien al consumidor y adelantarse a lo que necesite. Hay que ser capaz de ponerse en su lugar, ofrecerle lo que necesita de forma atractiva y estar a su disposición con actitud comunicativa y abierta al cambio y la mejora constantes. No nos quedemos en la digitalización como fenómeno tecnológico. Transmitamos esta filosofía y este cambio de paradigma a nuestros empleados para que transcienda todos los niveles y los beneficios lleguen directamente al cliente. Es la única manera de que la transformación digital sea realmente un cambio de valor.
Fernando Martínez-Corbalán, 'managing partner' de Tribal Spain.