Hay un momento mágico cuando, sin darte cuenta, llevas 17 minutos viendo un vídeo de YouTube sobre por qué los gatos odian los pepinos. O cuando escuchas un podcast de una hora (o dos, o tres) que te secuestra sin pudor. Lo curioso es que nadie te obliga a quedarte. No hay push, no hay clickbait. Solo estás tú y ese pequeño placer de dejarte llevar por algo que te aporta. Bienvenidos al nuevo lujo digital: el tiempo bien invertido.

Porque sí, en plena era del swipe eterno y los vídeos de 7 segundos, resulta que estamos volviendo —casi sin querer— a disfrutar del contenido largo. Y no lo decimos solo por intuición: en Apple Tree lo hemos medido. Nuestro estudio Marcas bajo la tiranía del algoritmo, que acabamos de presentar, revela que el consumo de vídeo largo en redes ha crecido un 112% respecto al año anterior. ¿No te lo esperabas verdad? La cifra habla por sí sola: si el contenido es bueno, la gente se queda. No es una cuestión de nostalgia ni de rebeldía contra el algoritmo. YouTube, con un 31,8% de preferencia, se consolida como la plataforma reina para quienes quieren algo más que un vistazo rápido. Especialmente entre los mayores de 30, hay un apetito claro por vídeos que aporten valor; teniendo en cuenta que “ese valor” es distinto para cada uno de nosotros. Hay quién busca aprender sobre las guerras púnicas, ver el último viaje de Plex, o entender al detalle si a Trump y a Elon Musk les toca ser amigos esa semana.

Queremos que se note que el contenido ha llevado tiempo y dedicación por parte del creador de contenido y de su equipo. Lo superficial empieza a cansar. Lo efímero pierde fuerza. Lo relevante encuentra su espacio. Hay creadores de contenido que lo han entendido y empiezan a grabar sus podcast en 8K.

Pero el estudio también revela otras pistas interesantes sobre cómo nos relacionamos con las redes. Por ejemplo: para muchos españoles, las redes ya no son solo entretenimiento. Cada vez más las usamos para inspirarnos antes de tomar decisiones de compra. Este verano, quizá el destino al que has ido, el hotel que has elegido o ese restaurante del que acabas de subir stories lo descubriste gracias a un vídeo, un reel o una recomendación en TikTok o Instagram. De hecho, el 65% de los usuarios menores de 30 dicen que acuden a las redes antes de comprar algo, desplazando incluso a Google.

Y hablando de búsquedas, Google sigue siendo el rey indiscutible, elegido por más del 70% como su primera opción cuando necesitamos respuestas fiables y rápidas. Pero salta la sorpresa, La inteligencia artificial empieza a colarse en nuestras rutinas: herramientas como ChatGPT, Gemini o Copilot ya aparecen como la tercera fuente de búsqueda de información, por delante incluso de redes como TikTok o X. Puede que incluso hayas organizado parte de tus vacaciones, si viajas a algún destino nuevo para ti, preguntándole a la IA cuál es la mejor zona para hospedarte o que te planifique itinerarios.

¿Y las marcas? Aquí está el reto y la oportunidad. Durante mucho tiempo nos hemos obsesionado con ser rápidos, virales, breves. Pero hoy, conectar de verdad exige otra cosa: humanizar, contar mejor y atreverse a construir con más hondura. Porque en un mundo gobernado por algoritmos, la única forma de destacar no siempre es gritar más fuerte, sino ofrecer algo diferente, honesto y que sume.

Así que este verano, entre terrazas y olas de calor, quizá lo más revolucionario que puedas hacer en redes no sea subir un reels, sino ver ese vídeo largo que tenías guardado. Sin prisa. Solo por el placer de disfrutarlo.