No sé ustedes, pero yo estoy un pelín hasta las narices (en mi caso personal, bastante abundantes) de esos gurús que pueblan las ventanas del Internet del uno al otro confín, anticipando el apocalipsis del marketing y anunciando el advenimiento de cualquier otra disciplina que permita vender productos y/o servicios con un sufrimiento mucho menor para la especie humana, que es castigada sin descanso por un bombardeo masivo de mensajes de venta de los más diversos enseres.

En general soy poco amigo de los gurús, empezando porque gurú me parece una palabra difícil de pluralizar. Te suena bien gurús pero crees que lo ortodoxo debería ser gurúes. Un paseo por rae.es nos demuestra que las dos formas son válidas, pero mi lectura personal es que hasta en esto dan por saco los gurú(e)s.

El caso es que el otro día iba navegando ociosamente cual Cousteau a bordo de un Calypso Digital por los procelosos mares de la red de redes, cuando me tropecé con un artículo de la revista fastcompany.com que activó inmediatamente el detector de gurús que traigo preinstalado de serie. Titular: ‘DESIGN WILL KILL MARKETING, SAYS IKEA’S FORMER DESIGN CHIEF’. Subtitular: ‘Marcus Engman is leaving Ikea to run a consultancy that convinces companies to spend their marketing budget on what matters: design’. El gurúmetro se me disparó a 95 sobre 100 en la escala de absurdez.

Lo primero que me gustaría decirte, Magnus, campeón, es que entre bomberos no deberíamos pisarnos la manguera. Y lo segundo es que es muy posible que el diseño acabe matando al marketing. Pero, lo que es seguro, es que el diseño que liderabas en Ikea es el responsable intelectual de la muerte cerebral de miles y miles de ingenieros de la NASA que han intentado montar uno de tus armarios BISAGRALÖKA sin éxito. Y también puedes apuntar en tu currículum la muerte y disolución de innumerables parejas de todo tipo y condición que decidieron que no eran el uno para el otro mientras vagaban por uno de tus extraordinariamente bien diseñados espacios comerciales, intentando buscar una salida que les conducía, inexorablemente, a degustar la última cena como pareja en formato albóndiga.

Y es que, Magnus, querido, quizás estoy arrimando demasiado el ascua a mi sardina, pero se me ocurre que el marketing de Ikea ha ayudado bastante a vender esas fenomenales mesitas de noche ELCAJONRÅSSKÅ en las que tu portentoso diseño nos hace acordarnos de ti (y en ocasiones, de algún familiar cercano) cada velada al intentar dejar nuestras gafas a cubierto. Aquí, en concreto, en lo que viene siendo Spain, me parece que SCPF primero y McCann y MRM//Idem, después, han hecho y hacen un trabajo de la leche, especialmente desde que servidor de ustedes ya no juega en ese equipo.

Porque Magnus, ídolo, me parece ciertamente maravilloso que vayas a montar una consultoría basada en que “I want to show there’s an alternative to marketing, which is actually design”. Pues claro que sí, guapi. Francamente (no me lean ninguna alusión velada al traslado Valle de los Caídos-Almudena, es que no se me ocurre otro adverbio que me cuadre aquí) estoy realmente cansado de que todo sea ‘el XXXXX va a acabar con el marketing tal y como lo conocemos’. Parece que aniquilar el marketing sea la solución a todos los problemas que sufren las marcas, que son muchos, muy variados y con diversos grados de dificultad. En serio, gurú(e)s, elegid otra diana a la que intentar clavar vuestros dardos de punta de plástico y dejadnos currar tranquilos en ellas.