Hace unos meses tuve la oportunidad de participar en Walk The Talk, un programa de empoderamiento femenino creado por nuestro grupo que promueve la igualdad de género y la diversidad en la industria. Cuestión que para MediaCom, GroupM y WPP es fundamental y, a la vez, es un compromiso moral y también corporativo.

Desde el punto de vista empresarial, la firme convicción de la igualdad entre hombres y mujeres, la eliminación de los techos de cristal y la promoción y reconocimiento profesional basados en la talentocracia  –y no en el género– nos permiten contar con el mejor talento y ser una empresa seductora en el mercado, capaz de conectar con los consumidores de hoy en día. Además, el imperativo empresarial es claro, porque las empresas con mayor equilibrio de género en sus equipos de liderazgo superan a sus pares.

Desde el punto de vista personal, me siento una privilegiada por trabajar y disfrutar en MediaCom y pertenecer a un grupo con tanta sensibilidad y coherencia como GroupM, pero si echo un vistazo al mercado todavía queda mucho por hacer hasta alcanzar la paridad en las salas de juntas de este país. Paridad basada en el talento femenino –que lo hay y a grandes dosis en este país– y no en la discriminación positiva.

Como mujer y como directiva soy consciente de la doble responsabilidad que tengo, no solo como ejemplo sino como facilitadora de su desarrollo y progresión, ayudarles a dar un paso más en su carrera profesional. Alentar, romper barreras sociales y también mentales, que muchas veces nos autoimponemos. Entre todos debemos construir una sociedad en la que no haya más diferencias entre hombres y mujeres que las obvias, las físicas.

Igualdad y paridad que debe extenderse y ser líquida para llegar a todos los niveles y estratos sociales. Igualdad que inculco a mis dos hijos día a día y que les hace sorprenderse al ver un catálogo de juguetes en el que las niñas todavía siguen vestidas de enfermeras y los niños de médicos.