La sociedad española lanza una señal clara: el sistema económico y social no convence. Según los últimos datos del III Estudio Propósito y Liderazgo Transformador (Canvas), la ciudadanía española suspende al modelo actual con una nota media de 4,2 sobre 10. Esta insatisfacción se ve reflejada en tres ámbitos: la urgencia de garantizar el bienestar y reducir las desigualdades (social), la necesidad de proteger el planeta frente a su deterioro (ambiental) y el deseo de avanzar hacia un modelo económico más sostenible, ético y transparente (económico).

Cada vez es más evidente la demanda de un cambio estructural, tres de cada cuatro personas en España consideran necesaria una transformación profunda del sistema. Y frente a este escenario, las empresas tienen un papel relevante que jugar. Un 67,1 % de la población cree que el liderazgo transformador desde las organizaciones puede contribuir de forma decisiva a ese cambio.

Sin embargo, solo el 11,1% de la población percibe este tipo de liderazgo en las empresas españolas. Esta brecha entre lo que la sociedad espera y lo que ve surge como una oportunidad. Una invitación a activar una forma de liderar más humana y alineada con las inquietudes del presente. Las empresas que sepan leer este contexto y dar respuesta a esta demanda tienen en sus manos no solo un diferencial reputacional, sino una vía concreta para generar valor con sentido.

¿Cómo pueden entonces las empresas impulsar un modelo de liderazgo que responda a estas expectativas? La respuesta pasa por dar lugar a personas y culturas organizacionales comprometidas con los retos reales de nuestro tiempo. Hablamos de un liderazgo transformador que se apoya en cuatro dimensiones: Cuida, Impulsa, Cataliza e Inspira.

Las cuatro dimensiones del liderazgo trasformador

Cuida: Propósito con impacto y bienestar integral

El cuidado es la dimensión más valorado por la ciudadanía. Habla de un liderazgo basado en un propósito claro y que, más allá del beneficio económico, se orienta a generar valor para las personas y el entorno. Un liderazgo que cuida, dentro y fuera de la organización.

Hacia dentro, se traduce en entornos de trabajo que promueven la conciliación, ofrecen condiciones laborales justas y cuidan del bienestar emocional y profesional de quienes forman parte de la organización. Hacia fuera, supone adoptar modelos de producción más sostenibles, ofrecer productos o servicios con impacto positivo y, sobre todo, materializar acciones concretas que reflejen un compromiso real con el entorno. Cuidar es asumir que la responsabilidad de la empresa incluye también su impacto en la sociedad y el medioambiente.

Impulsa: Leer el contexto y adaptarse con agilidad

La segunda dimensión, impulsa, propone un liderazgo que apuesta por la flexibilidad, el pensamiento crítico y una actitud inconformista. El liderazgo transformador requiere una sensibilidad especial para detectar los cambios sociales y adaptarse con rapidez.

Esa adaptación empieza, necesariamente, por la escucha -no como formalidad, sino como práctica activa. Las empresas que impulsan son las que incorporan lo que sus grupos de interés y la sociedad expresan, y se transforman a partir de ahí. Las que saben anticiparse no porque sigan tendencias aleatorias, sino porque están en sintonía con su contexto. Organizaciones que se abren al entorno a través del diálogo y comunican con transparencia.

Cataliza: Empoderar con empatía y aprendizaje

Esta tercera dimensión pone el acento en el empoderamiento de los equipos desde la confianza, el respeto y la empatía. Aquí, el liderazgo transformador se expresa en la capacidad de dar espacio a la diversidad de talentos, fomentando una cultura de aprendizaje, incluso cuando eso implique aceptar errores como parte del proceso.

La ciudadanía valora que las empresas promuevan entornos donde se potencie el talento, se escuchen tanto las voces internas como las necesidades externas y se traduzcan en soluciones concretas. Un liderazgo catalizador es aquel que activa a otros desde la inspiración y la corresponsabilidad.

Inspira: Innovación valiente y creatividad colectiva

Por último, la dimensión Inspira se vincula con la capacidad de innovar y asumir riesgos. El liderazgo transformador no se limita a mejorar procesos, sino que busca hacer las cosas de forma diferente para generar impacto positivo. Se trata de motivar desde la visión, cultivar la creatividad de los equipos y lanzar propuestas que respondan a los desafíos sociales y ambientales actuales.

Los líderes que inspiran impulsan cambios que no son solo rentables, sino relevantes. Saben que la innovación es una herramienta al servicio del propósito, no un fin en sí mismo.

El carácter multidimensional del liderazgo transformador

El liderazgo transformador se sostiene en una lógica integrada: no hay un solo eje ni una única dirección. Cuida, Impulsa, Cataliza e Inspira funcionan como dimensiones conectadas de un mismo gesto transformador. Su fuerza está en articularlos entre sí y con el contexto.

Es cierto que promover este tipo de liderazgo no es sencillo. Implica cuestionar inercias, abrirse a lo desconocido y dejar atrás formas de hacer que ya no responden al momento actual. Pero lo que está en juego no es solo la reputación o la competitividad: es la posibilidad real de participar en la regeneración de un sistema que ha dejado de sostenernos. Las empresas tienen un margen de acción enorme. La demanda social ya está ahí. Lo que tienen las empresas delante es una oportunidad concreta para convertirse en parte activa del cambio.