No hace apenas unas semanas y parece que lleváramos siglos en este nuevo 2014. La relatividad del tiempo, supongo. Con esta cierta relatividad voy a desestimar una segura ruta negativa de esta, mi primera columna del año casi recién estrenado y que ya sabe a viejuno. No voy a tomar la ruta de lo oscuro y negativo sin más, aunque las malas noticias se hayan sucedido de forma generosamente abundante en el año trece maldito. Annus horribilis again… my dear, parafraseando a la eterna Queen. No la del micro en mano y mostacho, la otra.

¡Qué ganas tengo de hacer una valoración del año positiva, madre! Todo llegará. De momento, ajo, my dear. No hay brotes verdes ni euforia colectiva que valga, pero hay datos. Datos de inversión publicitaria que por primera vez ¿en cuánto?, ¿en mil años? parecen atisbar un año algo menos malo que el anterior.

Si analizamos la mochila de piedras que cargamos hace tiempo, repleta de descensos consecutivos en la inversión, sufridos durante los últimos mil años (eso me parecen a mí), coincidiremos en resumirlo como el peor tramo vivido en el sector, ever and ever. Mucho tiempo luchando a la sombra y ni los restos de los 300 quedan. Muchos cadáveres hemos dejado y los que vendrán resacosos... pero hemos sobrevivido, al menos unos cuantos. Enhorabuena. El repunte del año entrante será de tan solo un incierto uno y pico por ciento, pero lleva un signo de positivo delante de lo más novedoso en el mundo mochilero de cantos rodaos en el que nos llevamos moviendo tanto tiempo, así que... solo decirles.

Let me tell you: “Que no pienso arrancar este año desde las Termópilas ni con la certeza de morir en el intento en una sucia refriega ni con la negatividad de estar viviendo en un desfiladero permanentemente acosado por los ataques de los malos. Este que suscribe va a agarrarse a un clavo ardiendo si hace falta para mirar de frente las oportunidades que salgan y prometo aprovecharlas. Si el dato que vale es el de la gran subida de la inversión en televisión en el último tramo de 2013, pues este será mi clavo. Podrían ser las redes sociales, el ‘display’ digital o el ‘mobile’ el clavo redentor, pero no. Vuelve a ser el dato de televisión, la eterna vaca sagrada de nuestro oficio la que trae la Buena Nueva. Pues que sea la que sea, pero que sea buena”.
Good luck everyone, fuerza y valor para este año porque llegamos justitos, pero llegamos, your majesty, llegamos.