Este año 2022 se cumplen 50 años de la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, celebrada en Estocolmo en 1972. Esa fue la primera conferencia mundial que consideró la sostenibilidad, en concreto la cuestión medioambiental, como un tema relevante.  

El avance en la agenda política mundial ha sido considerable, a pesar de que nos parezca que la creación de una conciencia colectiva de mayor alcance sigue siendo todavía necesaria. O que lo que hacemos no aporta mucho si otros siguen sin hacer nada o incluso remando en contra. No hay que desfallecer. Hoy numerosas organizaciones tienen entre sus principios y valores, objetivos y planes concretos de sostenibilidad acordes con los ODS para reducir la huella de carbono. Se siguen uniendo empresas al Pacto Mundial de Naciones Unidas. Esto no ocurría hace cinco décadas, y en muchos casos ni hace tan solo una década. Pero hoy, a pesar de crisis, pandemias y conflictos bélicos amenazantes, muchas empresas han comprendido que más allá del imperativo moral, existe un impacto positivo deseable y transformador para la vida de las personas. Los sistemas económicos, sociales y medioambientales interactúan entre ellos más que nunca y trabajando adecuadamente el esfuerzo tendría como consecuencia un mundo más próspero. El efecto mariposa de acciones medioambientales tienen la capacidad de reducir la pobreza en el mundo y por tanto un entorno económico más floreciente. Además, las personas queremos trabajar en empresas comprometidas con el futuro.

Por ello, ante la pregunta de si merece o no la pena invertir o adoptar estrategias y estilos de vida sostenibles, la respuesta es que no hay opción. Ser sostenibles implica responder a las necesidades de hoy sin comprometer el desarrollo futuro. Lograr ese equilibrio debe ser posible.

Cualquier iniciativa personal o empresarial que pongamos en marcha para contribuir al cuidado del medio ambiente y de la mejora social, sumará. Si además contagiamos a otros o trabajamos de forma conjunta el efecto será multiplicador.

Por tanto, merece la pena trabajar por ello y merece más la pena hacerlo conjuntamente y encontrar sinergias también en nuestro sector publicitario. Medios, Marcas y Agencias podemos hacerlo mejor. Ya estamos viendo acciones y planes de muchas empresas: mensajes y creación de conciencia sobre los temas fundamentales como reducción y reciclaje de residuos, uso eficiente de transportes y energía, disminución de las inequidades o acciones positivas en el entorno, son ya parte de la comunicación de marcas y medios. Se inician tímidamente grupos de trabajo, como la “Comisión de la Huella de Carbono” de la IAB. Pero seguro que asistiremos a una mayor actividad colaborativa en el entorno de la Publicidad, que siempre ha abrazado y liderado tendencias. Seguir teniendo una contribución positiva en el futuro depende más que nunca de nosotros.