Diseñadas y llevadas a cabo por Kábala, las acciones estuvieron cargadas de intriga desde el principio. Dos meses antes del viaje, les llegó a los invitados un mensaje misterioso: se trataba de una invitación en forma de díptico que contenía un kleenex en el que estaba impresa la frase “Si el año pasado te sorprendimos, este año llorarás de emoción”. Para despistar acerca del destino, quince días antes se envió a los invitados una pastiila de jabón La Toja acompañada de una tarjeta: “Dos días sin prisas, hacemos un paréntesis. No olvides tu bañador para los momentos de relax”. El desconcierto llegó en la presentación corporativa, cuando se comunicó la noticia con un vídeo con imágenes de Fórmula 1 y de Mónaco. La organización trasladó en avión privado a los asistentes, y además de ver los entrenamientos, hubo una excursión al centro histórico de la ciudad, visita al casino de Mónaco, una fiesta en un barco privado y entrega de regalos.