
Los prosumidores parten de una noción de poder aseguró Marian Salzman, presidenta de Euro RSCG Estados Unidos, una de las investigadoras de tendencias más importantes del mundo. “El prosumidor cree tener todo a su alcance y decide si pagar o no un servicio, rechaza los portales de venta unidireccional y prefiere acudir a agregadores como The Frugal Shopper, que sirven para hacer compras, buscar en toda la red el producto que el usuario necesita y dónde se vende exactamente; o Priceline, un agregador de viajes que está sustituyendo a las agencias de viaje tradicionales, que desaparecerán en dos o tres años”.
El prosumidor ha dado un paso más allá. Para Salzman ha pasado del diálogo al “triálogo”, es decir, a una conversación controlada entre personas que se conocen; se trata de un nuevo entorno en el que se dan, como mínimo, tres tipos de diálogos con comentarios. “Es la clase de conversación que los niños, el día de mañana, van a mantener en un entorno social completamente distinto”, ha afirmado. “El 80% de los “triálogos” será interesante y productivo y habrá un 20% que será peligroso”. Como consecuencia, para Salzman “habrá más engaños virtuales, más lugar para el vicio, personas ahí fuera que intentarán atacar al prosumidor”, ha asegurado en referencia a los casos de bullying digital, “un mal que hay que aprender a gestionar”, ya que el prosumidor tiene una mayor responsabilidad social y actuará en consecuencia merced a una mayor sensibilización. “Vivimos en un mundo en el con un clic podemos alcanzar lo bueno y lo malo y en el que no nos podemos esconder ni hay secretos”.
Ha asegurado también que estamos ante un mundo de “marketing cúbico con cuatro esquinas”: en una está el prosumidor, que se ha convertido en un líder de opinión; en otra se encuentra el responsable de marketing de una determinada empresa; la tercera estaría representada por el mercado; y la cuarta y última por el empleado de hoy, “el primer campo de defensa de la empresa que vende un producto o un servicio”. En este nuevo cubo, las buenas empresas han transformado a sus empleados en “evangelistas de la empresa” que funcionan al servicio del producto.
El nuevo concepto de social media en el mundo del prosumidor incluye varias formas de hablar entre las personas y entre sus identidades, de informar sobre sus intereses de una manera enfocada hacia la comunidad y su gestión para establecer relaciones con otros, dar valor a cada mensaje de forma individual y considerar las respuestas de los demás y las propias de ese prosumidor concreto. El prosumidor es proactivo, se compromete con la comunidad, lee más periódicos digitales que el resto y ejerce un filtro personal. En ese sentido, el tamaño de la empresa o la cantidad de sus empleados poco importa si lo comparamos con la posibilidad de que un prosumidor activo pruebe un nuevo servicio o producto de esa empresa y comparta su opinión con cientos de amigos, familiares y usuarios.
El prosumidor tiende a la simplificación, “quiere soluciones más sencillas, menos proveedores, menos marca, menos intromisión en su vida, menos confusión y, en cambio, más productividad”. El prosumidor escucha más y toma sus decisiones pensando antes en la experiencia de los demás. De esta forma, a la mezcla de vida personal y laboral se añadirá el estudio; el tiempo, entonces, será “un artículo de lujo”, esos momentos que el prosumidor tiende a proteger porque “sabe que, en el fondo, vamos a vivir poco tiempo”. Quiere, en definitiva, sentirse audaz y experimentar nuevas experiencias sin temor a que sean extremas porque es más equilibrado, responsable y comprometido que un mero consumidor. Así, “el prosumidor es un hombre de la confianza, de la exhuberancia, que vive una nueva vida social donde la geografía, el tiempo, la política y la religión ya no existen”, ha concluido la conferenciante.
Las paradojas del prosumidor
Por su parte, el ensayista y experto en tendencias Víctor Gil ha señalado que el prosumidor es el consumidor que va un paso por delante del resto, ya que “desconfía de la comunicación de las marcas porque sus expectativas se han visto defraudadas, es difícil de persuadir porque conoce los conceptos y estrategias básicos del marketing y muestra un rol activo en el uso de las TIC para validar los mensajes”. Sin embargo, el prosumidor encierra una paradoja: en un contexto social en el que el consumidor es más crítico con las marcas, ha conseguido a la vez que éstas sean más honestas, hasta el punto de que “el consumidor crítico empieza a aceptar la comunicación publicitaria de mejor grado porque la considera más veraz y honesta”.
También ha aumentado paradójicamente la desconfianza del prosumidor sobre las opiniones que se encuentra en la red: “de una presunción de imparcialidad, el prosumidor está yendo a la sospecha de que muchas de las opiniones están manipuladas en Internet, precisamente por la acción de las marcas en el campo de los social media”. Como ejemplo, Gil citó un reciente estudio que muestra que un 20% de los consumidores tradicionales que compran en internet no recurre a las opiniones de medios sociales sobre bienes y productos porque no se fía de la gente que no conoce o porque cree que son opiniones manipuladas. Este porcentaje aumenta hasta el 44% en el caso de los prosumidores, que piensan que las opiniones son interesadas o están manipuladas por las marcas.