Por un lado, la de las marcas continuistas, rígidas, poco amigas de los cambios; por otro, las que no se detienen, aquellas que quieren comprender cada pensamiento de la sociedad para evolucionar paralelamente mientras su visión es la de un futuro compartido.

Este cambio de paradigma, enmarcado en los entornos BANI -altamente impredecibles- también nos obligó, como agencia de medios, a ejercer nuestra propia metamorfosis, demostrando una vez más que Initiative hace honor a su nombre. Nos convertimos así en un partner que da respuesta a lo que los consumidores -cada vez más exigentes y personalistas - demandan a sus marcas de referencia y, por ende, a nuestros clientes.

Por supuesto, el panorama del marketing y de los medios de comunicación también está envuelto en esta espiral de transformación. Los medios de comunicación convencionales ya no son tan eficaces como antes y la pérdida de confianza de unas audiencias sobreimpactadas en el ejercicio publicitario, hace complicado poder fidelizarlas.

En consecuencia, las marcas se ven asediadas por diferentes frentes, pero esto no significa que todo esté perdido, porque aún pueden competir en esta época. Todavía pueden crecer y prosperar adaptando un nuevo enfoque: Cultural Velocity, o lo que es lo mismo, utilizar la cultura como vehículo para conseguir una relevancia perdurable.

Así, desde Initiative hacemos que las ideas se muevan a través de la cultura para crear marcas impactantes, innovadoras, flexibles, que responden a su entorno gracias a un exhaustivo conocimiento de los hábitos y comportamientos de la sociedad. De esta forma, vamos un paso más allá de lo ofrecido por las agencias de medios tradicionales, convirtiéndonos en una agencia de transformación, para que así los anunciantes conecten emocionalmente con su target y aseguren conexiones de valor a largo plazo.

Las compañías necesitan grandes ideas que desafíen el statu quo, que muestren historias interesantes nunca antes vistas y que recojan las nuevas perspectivas. La aparición de, no sólo nuevos modelos de compra, sino de diálogo entre marcas y consumidores, nos permite explorar escenarios creativos de alto nivel, tomando lo mejor del entretenimiento para activar las emociones de las personas. Llegando donde parece más difícil llegar, adaptándonos a su psicología y fluyendo por sus canales primordiales.

A través del uso de los datos y la comprensión de las ventajas tecnológicas, se abre un importante camino que nos convierte en el nexo de unión de dos partes que comparten necesidades. El reto no es sólo recoger esos datos, sino entender y responder a esas señales a una velocidad con la que crear el máximo impacto.

Entre todas las poderosas alternativas que nos ofrece Cultural Velocity, desde la propia agitación hasta la contribución y apoyo cultural, algunas acciones que ponen en relieve la proximidad que podemos lograr establecer con las audiencias de los anunciantes las encontramos en la pasada celebración del Orgullo de Madrid y el festival Mad Cool. Coincidiendo en la misma ciudad, en un mismo momento, creamos diferentes experiencias de elevado valor para los visitantes a ambos eventos. Demostramos que la marca podía utilizar a su favor el conocimiento hiperlocal y el arraigo cultural de su público para acercarles no sólo a espacios desarrollados para despertar su emoción, auténticos en sus diferentes formatos, y que se identifican y reaccionan a la cultura, sino también a embajadores disruptivos que son capaces de hablar el lenguaje de diferentes generaciones.

Un ejemplo como muchos otros de cómo nuestros anunciantes han sido veloces, intuitivos, innovadores, y han aprovechado el conocimiento de los datos para desarrollar relevancia en un entorno que, aun altamente cambiante, nos descubre un sinfín de oportunidades.