En el juego, el aforo de cada sala se dividía a la mitad en dos equipos y tras unas breves indicaciones, participaban en un divertido duelo lanzándose serpentinas unos a otros. Esto se consiguió aplicando una avanzada tecnología que detectaba un código de colores preestablecido, colores que aparecían en una paleta que se le entregaba a cada asistente al acceder a la sala. La acción tuvo lugar en varias salas del Kinepolis Madrid en diciembre durante tres fines de semana.