¿Alguna vez nos hemos parado a pensar qué es lo que nos hace admirar, estimar o tener una buena impresión de una compañía? Precisamente eso es la reputación corporativa. Es la percepción que tenemos sobre lo que la empresa ha hecho en el pasado, lo que está haciendo a día de hoy y lo que se espera de ella en un futuro. Y esa percepción se construye a través de nuestra experiencia directa relacionándonos con esa compañía, lo que hace o dice y lo que otros comentan sobre ella. 

Uno de estos tres factores, “lo que hace o dice la compañía”, está estrechamente ligado a lo que la empresa quiere que los demás perciban de ella. Y las compañías que triunfan son aquellas que son capaces de unir lo que se percibe de ellas con el propósito… es decir, por qué existen y qué aportan a la sociedad. 

Sin un propósito definido las empresas no pueden gestionar bien su reputación. El propósito es a día de hoy uno de los valores más importantes que tienen las compañías, es el ADN que nos permite conocer la razón de existir de una empresa y guía su actuación corporativa tomando como premisa que el fin de una organización empresarial va más allá de obtener réditos financieros de su negocio, porque sólo así garantizaremos la sostenibilidad del negocio. Del último informe MacroTrends 2020 presentado recientemente por Reputation Institute, se desprende que la primera macro-tendencia en reputación a nivel mundial es elevar el propósito de las empresas, más allá de sus productos y servicios. Durante la investigación, se preguntó expresamente a 200 directivos de grandes compañías por el propósito y sólo el 3,4% de ellos afirmó tenerlo claro, lo que revela una gran oportunidad que además comenzará a requerir fórmulas de medición y análisis en el futuro a corto plazo. Hace poco también se ha presentado el Global Reptrak® 100, el estudio de reputación corporativa más grande del mundo y que determina entre otros factores, las empresas con mejor reputación. Este año, las que ocupan los primeros puestos son Lego, Walt Disney y Rolex, tres ejemplos de multinacionales que crecen con el propósito, siendo consecuentes con él y teniendo en cuenta el impacto social de su negocio. Porque tener claro el propósito apalanca los valores como empresa, te diferencia de tu competencia, aumenta la eficiencia y consistencia en la toma de decisiones en toda la organización y mejora la percepción de marca aumentando el impacto de la reputación. Y son las 3 P las dimensiones que más pesan cuando hablamos de propósito: Producto (24%), Personas (22%) y Planeta (20%). El resto, los procesos (18%) y los beneficios (16%) tienen menos fuerza. 

Alinear el mensaje al propósito en un momento de intranquilidad como el actual es un acierto.

Y es un buen momento para comunicar alineados con el propósito. La crisis del coronavirus está poniendo encima de la mesa cuáles son las empresas que mejor están comunicando sin dejar de lado este timón tan importante, las que toman las decisiones más acertadas, cuidando a empleados, proveedores, clientes, accionistas y ciudadanos. Demostrando lo que llevan años predicando con sus departamentos de RSC. Llevando a cabo acciones para mantener el pulso que nos está echando el COVID-19. Por eso, alinear el mensaje al propósito en un momento de intranquilidad como el actual es un acierto. Cuando una organización tiene un propósito correctamente definido basado en el bien común, se convierte en la principal guía que ayuda a la toma de decisiones de la compañía.