El brand storytelling de una marca es el relato que esta construye sobre sí misma. Bien trabajada, resulta una de las prácticas más eficaces en una estrategia de marketing. Estamos hablando de incorporar coherencia e hilo conductor a los discursos de las marcas, quienes tienen la oportunidad de alcanzar a sus públicos estableciendo una conexión, más cerca de la generación de una experiencia o una emoción, que de un resultado comercial inmediato.
Se trata de colocar al consumidor como el verdadero protagonista de la historia, convirtiéndole en parte de la “trama”. Esto conseguirá que empatice con la marca, a la que percibirá como un locutor que se identifica con sus gustos e intereses.
Alcanzar al consumidor potencial se convierte en el verdadero reto. Nos encontramos ante un usuario hiperconectado, que atiende cada día a una media de 6.000 impactos publicitarios, cuando solo es capaz de retener un máximo de 18 mensajes. ¿Cómo destacar entonces entre tanto “ruido”? ¿Cómo hacer entender al usuario que nuestra comunicación es diferencial y relevante para él?
El usuario quiere ser sorprendido de forma oportuna, con una comunicación personalizada, adecuada a sus preferencias y hábitos. Tenemos que provocarle con nuevas propuestas, basándonos en su histórico personal, “colarnos” de manera creativa dentro de su journey para lograr captar su atención y provocar la interacción.
Una buena estrategia de brand storytelling permitirá ir construyendo así una relación a largo plazo con nuestros públicos, siempre y cuando seamos capaces de generar un contenido que le genere curiosidad y conecte de forma emocional. La marca debe estar detrás de la historia, otorgándole el protagonismo al usuario de manera comprensible a través de un mensaje afín, -tanto a la razón de ser de la marca, como a los intereses del potencial cliente-.
Lo afirmaba Maya Angelou: “La gente olvidará lo que dijiste, olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo la hiciste sentir”.
El éxito de las interacciones con las marcas en redes sociales y en video marketing, proporcionan muchas pistas para el desarrollo de nuevas propuestas integradas en el contenido de los medios. La incorporación de nuevos formatos publicitarios innovadores in-feed, que atiendan al cambio de comportamiento del usuario hacia la narración y la autenticidad, permite a los anunciantes crear mensajes muy eficaces con propuestas interactivas que atrapen al usuario a partir del uso de imágenes potentes. El lector es más receptivo ante este tipo de publicidad, que lejos de interrumpir su lectura, aporta un contenido de marca que cobra para él todo el sentido al estar integrado en el contexto de sus intereses de lectura.
El resultado, ratios de eficacia elevadísimos en lo referente a visibilidad, tiempo con la marca, veracidad, contextualización e interactividad. Antes, tendremos que hacer un buen trabajo de segmentación y targetización de nuestros públicos; sino -como ocurre en ocasiones-, estaríamos intentando “matar moscas a cañonazos”.
En cuanto a los formatos, el in-feed -a través del display interactivo o del vídeo-, es un recurso “estrella” que permite captar rápidamente las emociones y la atención del usuario, pero hay que tener en cuenta que en su innovación y creatividad recae gran parte del éxito. En este sentido, hacer uso de imágenes atractivas, y de titulares cortos, precisos y con gancho, es lo más eficaz. La “trama” de la pieza es una historia donde no se muestra un producto simplemente, sino que pone en relación la vida de las personas con el storytelling de la marca. Para alcanzar la máxima eficacia, debe dirigirse a la persona adecuada, aparecer en el momento adecuado y en el contenido adecuado, con unos formatos que permitan a las marcas “comunicar mejor” sus historias, integrar mejor sus productos o servicios. Lo perfecto además es que el usuario pueda “tocar” la pieza publicitaria, detenerse, jugar, interactuar, ir hacia atrás, detenerse más o menos tiempo.
La publicidad In-feed, bien diseñada y planificada, tiene la capacidad de conseguir estos efectos, logrando el interés del usuario. A partir de ahí, tendremos vía libre para continuar comunicando con nuestro consumidor y conseguir prolongar una relación que repercutirá positivamente en su atención, engagement y fidelidad. Puro branding.