En mi opinión, la crisis generada en España a raíz de la pandemia de coronavirus ha provocado un antes y un después en las tendencias de compra de los consumidores, tanto a medio como a largo plazo. Si en los últimos años la tecnología ha modificado las preferencias de los usuarios en varios aspectos —desde pedir comida a domicilio y realizar compras online hasta dar clases virtuales—, creo que el COVID-19 ha acelerado la adopción digital por parte de los consumidores, ya que han pasado más tiempo que nunca en casa.

El cambio de tendencia más visible y relevante lo encontramos en el gran incremento de las compras online, que durante el año pasado llegó a aumentar hasta un 36% en nuestro país. Durante los últimos años ya habíamos apreciado un aumento gradual del protagonismo del comercio electrónico, pero esta evolución se ha visto disparada por la situación de pandemia, que ha limitado la movilidad de los consumidores y les ha hecho concienciarse sobre el posible riesgo de asistir a establecimientos físicos.

Casi un 50% de usuarios utilizan el móvil para realizar sus compras online, tal y como apunta el último estudio anual de IAB Spain. De hecho, el 30% de los consumidores cree que sus experiencias de compra ya nunca volverán a ser como antes.

En este sentido, el tiempo de visualización general del vídeo online se ha incrementado, tal como demuestra el crecimiento interanual del 80 % que registró YouTube en TV en marzo del 2020.  Este cambio ofrece a las marcas nuevas formas de llegar a los clientes y propiciará un mejor aprovechamiento de las herramientas que brinda el ecosistema digital: anuncios y contenidos interactivos, valoraciones online, sugerencias automáticas, informaciones en tiempo real, búsquedas por voz, etc. Todo ello seguirá avanzando con paso firme durante este año para construir un perfil de consumidor más individualizado y a medida.

También resulta muy revelador comprobar que ciertos perfiles de consumidores que siempre se resistieron a comprar por Internet ahora lo hacen con frecuencia: no en vano, el porcentaje de personas mayores de 60 años que compra online ha llegado a crecer hasta en un 70% desde que empezó la pandemia.

Otra de las tendencias que he observado es que los consumidores cada vez se esfuerzan más en encontrar las mejores ofertas, aunque para ello tengan que alternar constantemente entre unos vendedores y otros. Ahora resulta muy sencillo buscar los precios más bajos para cada producto a través de Internet gracias a comunidades como Chollometro. La pandemia, y la incertidumbre económica que ha provocado esta en muchas familias, ha hecho que los consumidores traten de ser más ahorradores, acelerando una tendencia que era inevitable, pues los consumidores tienden a realizar sus compras de una forma cada vez más inteligente.

Además, la digitalización evita desplazamientos con el consiguiente ahorro en transporte y, a la hora de consumir o contratar servicios, permite aprovechar los numerosos descuentos que ofrecen las tiendas online. Asimismo, las opciones de ocio virtual, como las plataformas de streaming, facilitan el acceso a un amplio catálogo de contenidos por un precio asequible, lo que repercute positivamente en las finanzas.

La crisis sanitaria no sólo ha afectado a la manera en que los usuarios consumen, sino también al tipo de productos que más demandan. Destaca el auge de la electrónica de consumo, en una clara muestra de cómo la pandemia nos ha hecho refugiarnos más en la tecnología para nuestras actividades diarias.

Durante el confinamiento, la venta online de productos electrónicos aumentó en un 55%. Hay varios factores que explican este fenómeno, entre ellos la proliferación del teletrabajo y la educación a distancia, así como el aumento del entretenimiento en el hogar. Todo esto ha hecho que se incrementen las ventas de productos como ordenadores, televisiones, videojuegos y tablets, entre otros, además de las suscripciones a servicios de streaming como Netflix, Prime Video y Spotify.

Sin duda, el comportamiento del consumidor ha cambiado en el último año. La tendencia es clara: podemos afirmar que la irrupción de las nuevas tecnologías ha modificado el comportamiento y la forma de consumir de las personas, un fenómeno que se ha terminado de consolidar el pasado 2020.