La inteligencia artificial generativa (GenAI) es la gran sensación del momento. Esta tecnología ha puesto patas arriba el mercado desde la irrupción de ChatGPT y su meteórico ascenso ha empujado a los inversores a apostar con fuerza en este campo. Según explica la consultora McKinsey en su informe ‘The economic potential of generative AI: The next productivity frontier’ la IA generativa podría sumar entre 2,6 y 4,4 billones de dólares de productividad anual en todo el mundo. Excluyendo esta rama de la inteligencia artificial, los casos de uso de la IA y la analítica podrían añadir anualmente entre 11 y 17 billones de dólares. Según estos expertos, las capacidades actuales de la IA generativa y otras tecnologías tienen el potencial de automatizar numerosas actividades laborales que hoy absorben entre el 60% y el 70% del tiempo de los trabajadores. Muchas empresas ya están analizando los costes y las mejoras en eficiencia aplicadas a funciones como las de operaciones, marketing y ventas, IT, ingeniería, riesgos, fiscal, legal, innovación y desarrollo…

Pero, ¿qué es la Inteligencia Artificial generativa? ¿Cuál puede ser su impacto en la sociedad y en los negocios? ¿Cómo puede ayudarte a mejorar tu empresa? ¿Qué retos tiene en materia de responsabilidad? Todas estas preguntas ya forman parte del debate en los comités de dirección y es necesario abordarlas con decisión, visión en el medio y largo plazo y sin miedo.

No es solo tecnología, es una nueva forma de management

Con la IA generativa, el desarrollo y la puesta en marcha de nuevas capacidades basadas en ella ya no será algo reservado únicamente para los especialistas en datos. Tanto las empresas como los particulares podrán ofrecer este tipo de soluciones, cuya velocidad y eficiencia suponen un importante ahorro de tiempo y dinero, y posibilitarán que los empleados se centren en aquellas tareas de mayor valor añadido. La explosión que se avecina permitirá a las compañías transformar sus negocios, siempre y cuando sean capaces de gestionar los nuevos riesgos de seguridad, privacidad, sesgo, ética y marca que la acompañan. Un nuevo campo idóneo, por ejemplo, para:

-Mejorar la forma de relacionarse con los consumidores al hacer posible el autoservicio, ofreciendo a todos la mejor experiencia usuario.

-Automatizar un gran volumen de actividades, como la gestión de reclamaciones, de comunicaciones o tareas de desarrollo de software.

-Hacer que los profesionales entiendan, de forma más sencilla, todos los datos no estructurados que afectan a su trabajo (en especial, cuando el volumen de la información a procesar es considerable): contratos, facturas, feedback de los consumidores, pólizas, evaluaciones de rendimiento, etc.

Es el momento de explorar y probar

Aunque todavía existen muchas incógnitas sobre cómo evolucionará la tecnología y cómo se gestionarán los riesgos, las empresas no pueden permitirse el lujo de esperar. La IA generativa no sólo rediseñará el panorama tecnológico, sino que será un agente de transformación sin precedentes que cambiará nuestra forma de trabajar y modificará la mayoría de los sectores. De hecho, el verdadero reto que tenemos delante es el de pensar en cómo extraer todo su potencial. Solo a través de la interacción con modelos de IA generativa a nivel personal y empresarial se puede empezar a desmitificar esta tecnología y a entender sus nuevas posibilidades de transformación. Por ello, el debate no debe girar sobre si una empresa apuesta o no por IA, sino si tiene talento interno para poder acometer ese cambio.

La democratización de esta tecnología ha ido en aumento gracias a herramientas “low-code” y “no-code”, lo que supone un cambio enorme. Los grandes equipos de científicos de datos no serán necesarios para hacer uso de la IA de forma innovadora, aunque seguirán estando muy demandados. Su especialización sectorial y su criterio serán necesarios para perfeccionar estos modelos en casos de uso determinados. Además, será imprescindible asegurarse de que todos los equipos de innovación sean multidisciplinares, una práctica que todavía no se aplica en muchas empresas. Los responsables de estrategia y producto serán esenciales, por supuesto, pero también lo serán los de riesgos, los del departamento jurídico (privacidad, protección de la propiedad intelectual, derechos de autor) e incluso los de compras. Todos ellos, desde los ejecutivos hasta el personal administrativo, deben recibir formación no sólo sobre cómo sacar partido de forma responsable de las nuevas y potentes herramientas de IA, sino también sobre nuevas formas de pensar y trabajar. Será esencial que, además de la tecnología, se tome en consideración el factor humano.

Toda gran tecnología demanda una gran responsabilidad en su uso

Para mantener y generar la confianza de sus grupos de interés es imprescindible conocer cómo la empresa utiliza la IA de forma responsable. Y la IA generativa no es una excepción, por lo que las organizaciones deben estar preparadas para demostrar una gestión continua de los datos y el rendimiento y para solventar los problemas que surgen en torno a la interacción persona-máquina. El desarrollo de estas herramientas de inteligencia artificial generativa puede marcar un antes y un después en nuestra relación con la tecnología. Muchas personas creativas podrán sacar adelante sus ideas de manera mucho más sencilla. Que esto se traduzca en beneficios reales para la humanidad es algo que debemos resolver y para ello es necesario plantear y responder cuanto antes las cuestiones éticas que plantea este tipo de herramientas.

Para concluir, la GenAI supone una de los grandes retos y oportunidades en el mundo empresarial como en su momento lo fue la aparición de Internet. Ante este gran desafío es importante tomarse tiempo para repensar el modelo de negocio con la IA; no centrarse solo en pilotos, sino en proyectos que puedan escalar; invertir en talento y en formación para tener las capacidades correctas y la certeza de que la organización entienda estas tecnologías, priorizar casos de uso que aporten valor y gestionar los riesgos asociados.