Hoy 30 de noviembre se celebra el día del Influencer. Una fecha que pone de manifiesto la importancia cada vez más evidente de esta profesión, que aunque todavía se está gestando y regulando, resulta imparable. 

También de un sector en auge que crece notablemente cada día, y en el que la inversión por parte de las empresas en campañas digitales con influencers ha aumentado un 67,1%, hasta llegar a los 61,8 millones de euros en España, según el Estudio InfoAdex 2020.

Un dato que no nos resulta extraño si tenemos en cuenta que  Instagram ya es la segunda red social más descargada en nuestro país, y la plataforma de referencia para el marketing de influencer, lo que supone un desembolso de ocho mil millones de euros a nivel mundial.

Pero lo cierto es que dentro del sector influencer, hay unas figuras –los microinfluencers- que están ganando mucho más peso. De hecho, los microinfluencers con menos de 30.000 seguidores constituyen el porcentaje más alto de perfiles utilizados en las campañas (un 70%).

Pero antes de nada, conozcamos bien quiénes son y cómo funcionan. Se trata de perfiles entre los 7 y los 70K, más cercanos, creíbles y realistas que los Influencers top, por lo que son más demandados por las marcas hoy en día. Y es que el público se siente muy identificado con ellos porque les ven “de verdad”, podrían ser su hermano, amigo o vecino. 

En esto influye su engagement (nivel de compromiso con sus públicos), que es más alto que el de los perfiles top. Así, mientras los Influencers con alto número de seguidores suelen tener un porcentaje del 1%, los perfiles micro superan el 3%.

Y es que las empresas cada vez priman sobre el número de seguidores otros parámetros mucho más importantes, como el porcentaje de engagement, el tipo de perfil seleccionado para la campaña, que el contenido publicado sea de calidad y esté cuidado, y que las estadísticas finales sean óptimas, tanto en alcance como en impresiones e interacciones.
 
Además, optar por perfiles micro resulta mucho más rentable para las empresas, ya que las campañas con ellos son más económicas, suelen tener un mayor retorno, se pueden distribuir más impactos en el tiempo, se puede hacer una mejor segmentación geográfica y se pueden gestionar campañas con un bueno número de perfiles en diferentes olas.
 
Otro aspecto importante es que los perfiles micro suelen estar especializados en un tema en concreto (moda, belleza, maternidad, FABS, deporte, gastro, tecnología, sostenibilidad) y no son tan generalistas como los influencers tops, por lo que se adecúan a las necesidades e intereses concretos de las marcas, que ven en ellos a sus grandes aliados. 

Somos conscientes del innegable peso en Instagram que están ganando estos sobre otro tipo de perfiles últimamente más denostados y alejados del gran público. Quizá algún día, no muy tarde, también exista un día reservado para ellos. Si su relevancia sigue igual de imparable que hasta ahora, en The Gramer tenemos claro que habrá un día mundial del microinfluencer.