En opinión de estos expertos, la digitalización ha sido la clave de la adaptación de la televisión, ya que, gracias a este proceso, la pequeña pantalla ha perdido su tradicional relación unívoca con el soporte: ya no importa si se transmite mediante tecnología hertziana terrestre, por satélite, por cable o por internet ni el tipo de pantalla.

El público sigue consumiendo contenidos televisivos y en dosis cada vez más altas: el consumo diario de televisión en España se sitúa en 230 minutos por persona, nueve minutos más que el año pasado, según los datos de Kantar Media.

De hecho, más del 30% de la población europea ve la televisión a través de internet. La programación televisiva en Europa no ha tenido una correlación de acuerdo con las transformaciones digitales, sino que ha seguido una política de almacenamiento virtual y empaquetamiento de programas para optimizar beneficios. Por otro lado, la razón económica determina los movimientos de la programación actual: el descenso de los ingresos publicitarios, la puja por la adquisición de derechos y productos con el consiguiente encarecimiento e incluso pérdida de los recursos caracteriza a la actual televisión generalista.

Junto a la disponibilidad de la banda ancha, el otro factor que determinará el futuro de la televisión es que las interfaces de los servicios sean intuitivas, con herramientas accesibles y guías simplificadoras. En el dossier también se esboza el panorama de futuro de la televisión, que pasa por los nuevos desarrollos tecnológicos relacionados con la conexión de la Red en el televisor.

Desregulación y digitalización de la programación

La multiplicación de canales que han traído los cambios en las políticas de comunicación en Europa basados en la desregulación no ha supuesto, paradójicamente, un mayor pluralismo, según los expertos; al contrario: se evidencia una creciente homogeneización de contenidos y un índice de repetición muy alto debido a la incapacidad para producir contenidos originales para tantos canales. Según algunos autores del dossier, la crisis económica y la reducción publicitaria han incrementado los programas de fragmentos televisivos, los generados por los telespectadores y los ya almacenados.

Tampoco se registra una “targetización” significativa, con lo que la fragmentación de las audiencias es la nota predominante. En España, la fragmentación lleva aparejada un incremento de la saturación publicitaria y a su pérdida de efectividad, erosión que trata de compensarse mediante nuevas modalidades de product placement en los propios contenidos –con resultados muy satisfactorios de recuerdo de la marca y mejora de la opinión en las audiencias– o formas de patrocinio.

Estados Unidos


Según los datos de Nielsen, el mercado audiovisual estadounidense, el mercado tecnológico y audiovisual más complejo y avanzado, registra incrementos y se diversifica en la clásica televisión en casa, programas grabados –que se ven incrementados de forma significativa–, Internet –con un ligero retroceso–, vídeo en línea y vídeo en el móvil, que se mantiene estable.

Como dato significativo destaca el incremento del tiempo –en un 34,5%, más de cuatro horas y media diarias– que los norteamericanos destinan simultáneamente a ver la televisión e Internet; de hecho, un 29% ve la televisión a través de la Cross Platform, basada en la adaptabilidad y que aglutina Digital Video Recorder, VOD, móvil, en línea, etc. En Estados Unidos también está cambiando el perfil del consumidor: el televisor conectado a la Red vuelve a situar al receptor en el centro del mundo audiovisual y le da al espectador la posibilidad de la interactividad frente al tradicional consumo pasivo.